Un día del sofocante mes de julio y que por añadidura el termómetro sabia cada vez más; estaban en plena calle de las Sierpes, de Sevilla, comentando el trapio de los toros que habían comprado para la corrida de la Prensa madrileña Pascual Millán Julio Herrara, Angel Caamaño .El Barquero» Pepe Gimeno, Clemente Peláez que tenia una estatura suficiente para encender los,pitillos en los faroles del alumbrado público, el matador de.toros. Enrique Valgas Minuto, el banderillero Gonzalito y otros. Todos estaban que no podían respirar, dando resoplidos y haciéndose aire con el sombrero unos y con,periódicos otros, mientras Clemente Peláez aparecía tranquilo y sonriente, como si no tuviera calor. Minuto se colocó al lado de Peláez y levantando la voz todo lo que pudo sin de que llegara hasta los oídos de aquél buen,mozo, le dijo: —Don Cleménte: Quié osté haserme er favó de desirme si hase aire por ahi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario