Allá por el año de 1870 vino al mundo José Mediavilla y Liñán en Crevillente, provincia de Alicante. Terminada la educación primaria del niño, su familia decidió hacerle sacerdote. Y al Seminario fue Pepito Mediavilla Pero como bajo la sotanilla del seminarista palpita un corazón audaz en el que florecían mejor las rojas amapolas de la rebeldía que las humildes violetas de las virtudes místicas, fueron tantas y de tal calidad las anécdotas a que su permanencia en el Seminario dio ocasión, que antes de que llegara a ordenarle de Menores, hubieron de transigir en su casa con que colgase los hábitos El padre, hombre «chapado a la antiguas, transigió, pero no perdonó, y le hizo a su vástago el siguiente, breve y sustancioso discursito: —Te has salido con la tuya. No serás cura, puesto que no quieres serio; pero tú verás lo que sao a sor y cómo resuelves tu problema personal.
Emplea para ello la misma energía que has empleado para salir del Seminario y, desde luego, no cuentes con mi ayuda. Tu encontrabas ingrata la profesión sacerdotal; yo encuentro muy desagradable la de padre quo ha de subvenir a las necesidades de un hijo sinvergüenza y holgazán. Conque ¡largo y a buscarte la vida como puedas! Perdonado por su padre, traba nueva relación con los libros. Se doctora en Filosofía y Letras y gana unas oposiciones a Cátedras. El flamante catedrático tiene una novia en Madrid, apasionada por la fiesta nacional, que habla de los lidiadores con admiración y no disimulado entusiasmo. Mediavilla va un día a loa toros con unos amigos y sale de la fiesta decidido a ser torero. Una carta de recomendación para don Luis Mazzantini, entonces en el apogeo de su fama.
La entrevista no fue nada cordial. Trató el torero de disuadir al doctor en Filosofía de su absurdo propósito y le negó su apoyo para aquella empresa descabellada. Objetaba Mazzantini replicaba vivamente Mediavilla, y no se ponían de acuerdo. Puso término a la discusión el recién nombrado catedrático de Figueras diciendo a Mazzantini: —Pero señor, ¿usted no es torero? —Si. —Pues entonces, ¿por qué no puedo serlo yo?—y salió pegando un violento portazo. Se fue desde allí a ver al empresario de la Plaza de Carabanchel Bajo, don Francisco Romero. Este vio en su visitante a un hombre decidido y vio el buen negocio que podía hacer con una gran «reclame a base de la condición de catedrático del debutante, y le firmó una corrida de prueba alternando con Punteret Chico, corrida que se celebró el 22 de agosto de 1897. Después de firmar el contrato, cayó en la cuenta Mediavilla de que no tenía la menor idea de la profesión que iba a emprender. Para obviar este «pequeño inconvenientes, pidió a un torero retirado unas lecciones, y éste, con el concurso de un muchacho, que armado con dos navajas hacía de «feroz astado., y tostando un solar como «campo de entrenamiento«, preparó a su discípulo para que, cuatro días más tarde justamente, se presentara al público. El crítico taurino de El Imparcial dijo de aquella corrida lo que sigue,”Mediavilla, que ya había metido el capote con no mal arte en el toro de su compañero, lanceó con tanta seguridad al suyo, que los aplausos comenzaron a arrullarle. Estos, sin embargo, cuando subieron de punto fue al verle llegarse al toro, que era grandote y celoso — ¡cómo sería, cuando en aquella época les parecía grandote!—,y trastearle de muleta con el desahogo de un torero muy acostumbrado a verse delante de los pitones. Tras esto entró a herir desde corto y con rectitud, dejando primero un pinchazo alto y luego media estocada, tau bien puesta, que el toro se acostó en seguida, lo cual valió al novel diestra muchas palmas, no pocos tabacos y la contrata para actuar en la misma Plaza los domingos 29-de agosto, 5, 12 y 9 de septiembre”.
A partir de su afortunado debut inicia Mediavilla una carrera triunfal en que contratos y éxitos se suceden sin interrupción. Torea en toda España, alternando con los toreros mas en boga, tales como Valentín Conde, Potoco, Andrés del Campo, Dominguín, Mazzantinito, Vicente Pastor, Bonarillo, Calerito... Gusta el sabor de las ovaciones de los públicos enardecidos, triunfa... Y un día disfruta de un sabroso desquita: tiene una buena tarde mata soberbiamente un toro a volapié, y al volver., para corresponder a los aplausos que premian su faena, descubre en una barrera a don Luis Mazzantini, que también le aplaude. Mediavilla se dirige a él: — ¿Podré yo ser torero, maestro? El 15 de agosto de 1901, toreó Mediavilla en Madrid, alternando con Potoco una corrida de Clairac dura y con mucho nervio. Aquella mañana misma le predijo una gitana que tendría una desgracia, y por la tarde se cumplió la predicción. Al entrar a matar su primer toro, éste le prendió por el pecho, infiriéndole una terrible cornada de dieciséis
Centímetros de extensión, ~grandes desgarramientos. Y allí acabó el torero Mediavilla. Aun toreo durante algún tiempo mas pero no podía. El pulmón que le atravesó el cuerno del toro no funcionaba normalmente: no podía correr; se ahogaba... El ídolo roto recordó entonces que era doctor en Filosofía y Letras y se hizo archivero bibliotecario. Luego otras, oposiciones le dieron la cátedra del Instituto de Cuenca. He aquí cómo un toro de Clairac -- al imposibilitar a Mediavilla para seguir siendo torero— hizo un catedrático de francés.
Le conocco muy bien es mi bisabuelo. Si tuvieran mas informacion me gustaria que se pusieran en contacto conmigo.
ResponderEliminar¿podria indicarme como hacerlo?
ResponderEliminarTambién es mi bisabuelo! Siempre hablaba de él mi padre, pero no conocía muchos de estos detalles. Qué interesante! Muchas gracias.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, me ha emocionado leerlo, también es mi bisabuelo y me encantaría saber más sobre él.
ResponderEliminarY el hermano de mi abuelo
ResponderEliminarY es el hermano de mi abuelo Higinio Mediavilla Liñan
ResponderEliminarJosé Mediavilla fue catedrático del instituto de Cáceres. Falleció allí el 12 de diciembre de 1936.
ResponderEliminarSi, estaban en Valdelacasa del Tajo de vacaciones cuando comenzó la Guerra Civil. Era mi bisabuelo.
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