martes, 8 de diciembre de 2015

MARTA GARCÍA "LA MARTINA"


Nació el 25 de Julio de 1814 en Ciempozuelos. Huérfana de madre a los cuatro años y sin padre a los siete, vino a Madrid al cumplir los catorce, y hasta los diecisiete estuvo de niñera en una casa de la calle de Bordadores. Pasó luego con sus amos a un establecimiento de bebidas de la calle de Hortaleza, donde quedó en concepto de guisandera. Entonces tenia ya la Martina diecinueve años. Unos que trabajaban en la plaza lograron cautivar su atención, con la perspectiva de un porvenir brillante si toreaba, y accedió a ello presentándose a la empresa, que la exigió dos fiadores de casa abierta. Llegó el día de la corrida; salió el torete que iba a banderillear, se fue a él y clavó un magnífico par de banderillas al cuarteo, mereciendo una completa ovación que el administrador la llamase al palco, y la manifestase que en vista de su arrojo, si quería, podía matar el domingo próximo un torete, anunciándose desde luego en el cartel. La Martina cumplió bien su cometido, y fue contratada para Murcia, primera población donde toreó tres corridas en compañía de Francisco Montes. En los días 14 y 16 de Julio de 1851 toreó también con Montes en la Coruña; en Soria con Manuel Pérez el Relojero, llevando después un golpe en la barbilla, grave, y que pareció habia de hacerla desistir de continuar la lidia de reses bravas; pero al contrario de esto, siguió más valiente y deseosa de cosechar aplausos y dinero, y fue contratada a Zaragoza, Teruel, Calatayud, Pamplona, Bilbao, Santander, Vitoria, Palencia y Bayona., en compañía en este último punto del célebre Julián Casas, y en Salamanca y Talavera de la Reina, donde torearon juntos el gran maestro Cayetano Sanz y ella. La Martina no tenia arte. La mano izquierda no la manejaba casi, pero en cambio era valiente y se arrancaba a matar como podía. Cuchares, el notable Cúchares, que la llevó muchas veces a torear con él, la decía: —Si lo que te sobra de valor, tuvieras de conocimiento con los toros, eras tanto como yo. Aranjuez, Ocaña, Valdemoro, Pinto, Alcalá de Henares, Guadalajara, Baeza, Linares, Ubeda, Alicante, etcétera, la vieron torear; en 1870, el 15 de Agosto, en Palma de Mallorca, y en 1874 en la plaza de Madrid, tuvo una cogida bastante grave que puso en peligro su vida. En la novillada celebrada el 7 de Noviembre de 1880, toreó por última vez en la plaza de Madrid la célebre Marta Martina García. El 27 de Julio de 1882 falleció a los sesenta y ocho años, cinco meses y cuatro días de edad. Descanse en paz y sírvanla estas líneas para honra de su memoria.

La Martina, acuarela de Ulpiano Checa

Esta es la crónica de la ultima novillada en la que participó "La Martina" narrada en "El Toreo" el 8 de Noviembre de 1880:

PLAZA DE TOROS DE MADRID.

Corrida extraordinaria de novillos verificada en el día de ayer. Con el título de corrida extraordinaria de novillos, se verificó ayer en la plaza de Madrid un espectáculo entre taurino y semi-bufo, digno de las mayores censuras. A las tres en punto se verificó el paseo de una cuadrilla lucida hasta dejarlo de sobra. Marchaban al frente los alguaciles, y a continuación lo que sigue: La diestra de ochenta años, Martina García. Media docena de principiantes con trajes del rastro. Dos gallegos con caballos de mimbre encargados del papel de picadores. Hechos los saludos de ordenanza, se colocaron en sus puestos los gallegos y salió un becerro te retinto, embolado, de dos años y de bastante coraje. Los gallegos le soltaron hasta ocho puyazos a cambio de dos o tres caídas sin grandes consecuencias. Hecha la señal de banderillas, entre dos de los jóvenes indicados, clavaron un par al cuarteo y dos medios en la misma forma.: ¡Y salió la señá Martina! Brindó con un sombrero que le prestaron, y enseguida, sin pases ni cosa parecida, atizó un pinchazo que le valió un revolcón. Luego dio otro pinchazo con otro revolcón. Luego otro sin revolcón, y los cabestros salieron a escena para llevarse al infeliz becerro a su domicilio. La señá Martina fue horrorosamente silbada.Según el programa de la función, a las hazañas de la diestra seguiría la lidia de tres toros , de puntas de la ganadería de Carrasco. Salieron al efecto el Hurón y Mateito como espadas, y después de colocarse en los puestos señalados con raya blanca el Sastre y. Cortés, se dio suelta al primer cornúpeto. Llamábase Valenciano y era retinto, cornalón, veleto y fino de púas. Aunque tardo, no estuvo falto de cabeza y en pocas varas dio bastantes caídas. El Sastre clavó dos puyazos y sufrió una caída con pérdida del caballo. Cortés pinchó tres veces y cayó en dos sin perjuicio para el penco. El Pollo, que se hallaba de reserva, picó una vez sin caer ni cosa parecida. Hecha la señal de banderillas, un tal Pardo clavó un par cuarteando, caído, y otro al cuarteo, regular. Un diestro llamado Pastor puso una banderilla al cuarteo. El Hurón, que se hallaba vestido de grana y oro, cogió los avíos y se dispuso a matar a Valenciano que se hallaba algo receloso. Desde largo dio dos pases naturales, uno con la derecha y cuatro altos, y un pinchazo. Luego dio uno con la derecha, cuatro altos y otro pinchazo. Luego uno alto y un pinchazo. - Luego tres pinchazos y una estocada en el pescuezo. El toro se murió y el Hurón se fue a la enfermería por haberse cortado una mano con el estoque."

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