Las corridas reales de toros celebradas en Madrid en 26
de Enero de 1878 con ocasión de la boda del rey don Alfonso XII , dieron a conocer como caballista consumado
y entendido rejoneador a D. Eugenio Larroca González, colocándole en primera la entre los españoles. Por una coincidencia no tan rara en España como a
primera vista parece, el Sr. Larroca unió la maestría en
manejar la pluma y la bravura al blandir el hierro.
Nacido en 1837 en Puente el Saz de Jarama, provincia de
Madrid, bien pronto se vio reducido a sus propias fuerzas y
tuvo que abrirse paso entre la multitud gracias a sus dotes
y carácter.
Huérfano a los quince años, no pudo ingresar en el Colegio
de Caballería por su precaria situación. Obtuvo entonces
un modesto empleo y pidió a su pluma recursos para atender
a sus necesidades y las de una hermana menor. Escribió
varias, obras dramáticas, y colaboró en diversos periódicos de
Burgos, Ávila y Jaén, ciudades en que residió como empleado.
Más tarde siguió sus tareas periodísticas en Barcelona, publicando
artículos en El Pájaro Negro y La Tranca bajo el seudónimo
de Martín Porra, y en la Habana redactando el Diario
de la Marina y El Tiempo, y dirigiendo El Murciélago: en
dicha capital desempeñó al mismo tiempo el empleo de cajero
de una respetable casa.
Vuelto a España, fue en Madrid secretario de la Redacción
de La Reforma, y escribió también en El Imparcial, la Gaceta
Universal y El Arte con el nombre de Perico y Don Fracaso
mientras desempeñaba importantes cargos públicos, como
contador de Hacienda y jefe de Negociado de segunda clase
de la Administración central, habiendo sido honrado con
comisiones distintas, llevadas a cabo siempre con satisfacción
de sus superiores. Hoy presta sus servicios en el Tribunal de
Cuentas como empleado de Hacienda.
Entusiasta desde joven por nuestra fiesta nacional, ha cultivado
la amistad de los aficionados más renombrados- y adquirió
profundo conocimiento del arte taurino; así que al tratarse
de celebrar festejos para el enlace del rey D. Alfonso XII ,
y habiéndose determinado dar corridas de toros con caballeros
en plaza, fue elegido primer caballero del Ayuntamiento, y
apadrinado en esas fiestas por el señor marqués de San Miguel
Das Penas en representación del Municipio, siendo sus
padrinos de campo Ángel Pastor y Cayetano Sanz, y luciendo
en dichas corridas los colores de la Villa, morado y oro, vistiendo
a la chamberga, época de Felipe IV.
De su comportamiento admirable en la lidia del 26 de Enero
de 1878, nada hemos de decir; las revistas de aquellos festejos
tributan unánimes elogios al caballero Larroca, que dejó
bien puesto el honor del Ayuntamiento; basta indicar que
clavó más rejones que los demás, todos en el morrillo, sin
desmontar, la mayor parte a pie quieto o al estribo, que es
como deben ponerse, y algunos a caballo levantado, según la
usanza portuguesa.
Los aplausos y plácemes que su valor y maestría le proporcionaron,
fueron unánimes: la Corte y el pueblo le aclamaron
y agasajaron a porfía.
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