domingo, 1 de junio de 2014

FERNANDO LOBO ESCOBAR (LOBITO)


Fernando Lobo (Lobito) nació en Sevilla el 7 de diciembre de 1865 aprendió el oficio de tonelero, que abandonó para dedicarse al toreo, y en 1883 se presentó como banderillero en la plaza de Sevilla. Incorporado a la cuadrilla del Gallo en la ocasión mencionada, no estuvo mucho tiempo en la misma, pues encariñado con la idea de hacerse espada, abandonó los palas y se erigió en matador al formar una cuadrilla en la que figuraban Bonarillo, Mazzantinito (Manuel Morales) numerito y Lobito chico, todos los cuales marcharon a América en el año 1887 en busca de plata. Regresaron a España en 1889 y el 30 de Junio de aquel año se presentó Lobito como novillero en Madrid alternando con Antonio Moreno (Lagartijillo) y estoqueando reses de Castrillón y de Carrasco. 

Aunque como estoqueador estuvo deficiente, gustó como torero, pero consiguió abrirse paso en calidad como jefe de cuadrilla. Pasó dos o tres años dedicarlo a novillero, sin dejar por esto de banderillear a las órdenes de los espadas que solicitaban su ayuda, y en 1892 ingresó definitivamente en la cuadrilla de Bonarillo, que había tomado la alternativa y prometía ocupar un buen puesto. Ya no se separó de él mientras vistió el traje de luces, y al volver en 1898 de una expedición que hizo a México dejó de torear y no volvió a oírse su nombre. En 1910, había abandonado el toreo y trabajaba como viajante de una casa de vinos de Jerez. Fue Lobito un torero muy compuesto y habilidoso, elegante en el manejo del capote y lúcido y finísimo banderillero. No tuvo nunca muchas facultades, pero en cambio fueron no pocas sus deficiencias como estoqueador. De haber sido siempre rehiletero, cultivando preferentemente las excelentes aptitudes demostradas en tal especialidad, hubiese obtenido más relieve.

Inútil me parece dedicarte un aplauso modesto y cariñoso,
comprendiendo que vales en el coso mucho más que pudiera yo ensalzarte.
Tú tan sólo has sabido conquistarte el cartel de valiente que orgulloso presentas en el circo,
siempre ansioso de palmas y laureles que ganarte.
Bregando con los toros de pujanza el capote en tus manos mucho vale;
el premio que tú obtienes nadie alcanza,
y si hay en el arte quien te iguale, tú abrigas en tu seno la
esperanza de vencer al mejor, si alguno sale.
"Una de cal casi sonetos"
Álamo Alonso Manuel, 1867-1904

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