viernes, 21 de marzo de 2025

VITORINO AVELAR FROES (o Fróis)

 




Vitorino Avelar Fróis: El Maestro de la Caballería Portuguesa 

Vitorino Avelar Fróis (Alfeizerão, 3 de abril de 1862 - 22 de julio de 1934) fue una de las figuras más influyentes de la tauromaquia ecuestre en Portugal. Rico terrateniente rural, agricultor y criador de ganado bravo, se convirtió en un referente del rejoneo a finales del siglo XIX y principios del XX. Su pasión por la equitación y su innovación en el toreo a caballo lo llevaron a ser reconocido como el maestro de la caballería portuguesa, dejando una huella imborrable en la evolución de esta disciplina taurina. Un caballero ligado a la realeza Hombre de fuerte personalidad y maneras refinadas, Fróis mantenía una cercana relación con el rey Don Carlos de Portugal, quien visitaba con frecuencia su finca en Alfeizerão. Se le reconocía como una figura extravagante y de gran carácter, famosa no solo por su destreza ecuestre, sino también por su aprecio por la buena vida y el refinamiento. En su finca criaba toros de lidia y caballos de alta escuela, siendo un gran impulsor de la mejora de la cría equina en Portugal.

Innovador del rejoneo A Vitorino Fróis se le atribuye la creación de la "suerte de cara", una técnica revolucionaria en el rejoneo en la que el caballero espera que el toro se mueva primero antes de acometer, dotando de mayor espectacularidad y emoción a la lidia. Esta innovación fue posteriormente perfeccionada por João Núncio, el legendario "Califa de Alcácer", quien llevó el arte del rejoneo a una nueva dimensión, pero siempre basado en los principios establecidos por Fróis. Un ganadero de prestigio Fundó su ganadería en 1889 con reses provenientes de Trêspalácios, las cuales posteriormente vendió en parte al rey Don Carlos. Su ganadería se hizo famosa por la bravura de sus toros, los cuales se lidiaron tanto en Portugal como en España, incluyendo importantes plazas como Campo Pequeno y Madrid. Sus toros eran reconocidos por su nobleza y bravura, y fueron protagonistas de numerosos episodios taurinos de gran impacto, como la grave cogida del matador Juan Ruiz "Lagartija" en 1893 Anécdotas y episodios legendarios Fróis era conocido por su temple y valentía en la arena, así como por su determinación fuera de ella. Uno de los episodios más recordados de su vida ocurrió en una corrida en España, cuando descubrió que los cuernos del toro habían sido afilados para perjudicarlo. En respuesta, ordenó atar navajas a los pitones del animal, asegurándose de que su montura no sufriera daño y demostrando su pericia ante el público. 


Su actuación fue tan impactante que fue sacado a hombros del ruedo. Posteriormente, en una cena en su honor, un camarero negro le advirtió sobre un posible intento de envenenamiento, lo que llevó a Fróis a abandonar la velada y a ofrecerle refugio en su finca a aquel hombre que le salvó la vida. Su legado en la equitación y la tauromaquia Además de su papel como rejoneador y ganadero, Fróis fue un destacado profesor de equitación y diputado. Su influencia en la tauromaquia ecuestre se mantiene hasta nuestros días, siendo reconocido como un precursor fundamental del toreo a caballo moderno. Su legado no solo perdura en la técnica que revolucionó, sino también en las numerosas ganaderías que se originaron con reses de su finca. 

Su preparación para la muerte fue tan meticulosa como su vida: mandó fabricar su propio ataúd con las mejores tablas de sus pinares y encargó su lápida con antelación. Falleció el 22 de julio de 1934 en Alfeizerão, víctima de una congestión. Fróis, como recuerda el desaparecido José Tempero, solía decir: “No moriré, aunque me maten” dejando una historia llena de anécdotas, valentía y una contribución inigualable a la historia de la tauromaquia portuguesa. Hoy, su nombre sigue resonando como uno de los grandes maestros del rejoneo y la caballería portuguesa.



sábado, 8 de marzo de 2025

FERMÍN BOHÓRQUEZ ESCRIBANO

 



Fermín Bohórquez Escribano, nació por circunstancias en Sevilla el 12 de septiembre de 1933 pero, como toda su familia, era de Jerez, hijo del ganadero, agricultor y político Fermín Bohórquez Gómez y de Soledad Escribano, padre del rejoneador Fermín Bohórquez Domecq (nacido en Jerez de la Frontera el 21 de enero de 1970), comenzó a montar a caballo a los seis años. Fue Manolete quien lo impulsó, a enfrentarse por primera vez a una becerra. Con 26 años, debutó públicamente en un festival benéfico en Ubrique (Cádiz) el 15 de septiembre de 1959. 

Su debut profesional, según Cossío, tuvo lugar el 1 de junio de 1961 en Pamplona. El 20 de mayo de 1962 actuó por primera vez en la plaza de Las Ventas de Madrid, compartiendo cartel con los matadores Manolo Vázquez, Curro Romero y el mexicano Alfredo Leal. El 18 de julio de 1963 toreó en esa misma plaza un toro en puntas de la ganadería de Salvador Guardiola. Durante los años 1970 y 1972, obtuvo el trofeo de la Real Maestranza de Sevilla al mejor rejoneador de la Feria de Abril. El 22 de mayo de 1971, sufrió un grave traumatismo craneal al caer de su caballo Mondeño en Madrid. Sus referentes en el toreo a caballo fueron Conchita Cintrón, Álvaro Domecq, Simao da Veiga y Joao Alves Branco. Recorría España toreando en plazas de Valencia, Bilbao, Córdoba, Huelva, San Sebastián, Zaragoza y Barcelona, entre otras. También tuvo éxito en México, Perú, Colombia y Ecuador. 

En Madrid, actuó durante 20 años consecutivos en Las Ventas, y en Sevilla fue el triunfador en los primeros años de la década de 1970. Continuó toreando durante los años siguientes, siempre manteniendo una notable presencia en la temporada. Incluso después de retirarse de las ferias, siguió participando en festivales benéficos durante 28 años. El 30 de agosto de 1985, recibió en Santander la Medalla de Plata de Cantabria por su participación desinteresada en un festival a beneficio de los ancianos de la región. En los primeros años de la última década del siglo XX, participó en muy pocos festejos hasta retirarse el 9 de octubre de 1993 en Jerez de la Frontera, habiendo alcanzado los 800 festejos. En su corrida de despedida, ocho rejoneadores, incluyendo a su hijo Fermín, actuaron en parejas. Fermín Bohórquez Domecq continuó la tradición familiar en el rejoneo hasta 2015. Tras retirarse del rejoneo activo, Fermín Bohórquez Escribano se dedicó a su ganadería, formada con reses de encaste Murube, muy solicitadas en festejos de rejoneo. 

La ganadería había sido formada en 1940 por Luis Vallejo Alba con vacas y dos sementales de Carmen de Federico y adquirida en 1964 por Fermín Bohórquez Gómez. Al fallecer este en 1974, la ganadería pasó a anunciarse con el nombre de Fermín Bohórquez Escribano. A lo largo de su carrera, Fermín sufrió numerosas cornadas y caídas de caballo, resultando en siete fracturas y seis cornadas, siendo la más grave la de mayo de 1971 en Madrid. 


Además de su carrera como rejoneador, Fermín destacó en varias disciplinas: fue campeón de acoso y derribo, excelente jugador de polo y gran aficionado a los galgos, habiendo ganado numerosos trofeos. Su talento también se extendió a los concursos de enganches, gracias a su excelente yeguada y colección de coches. "Se dedicó a todo. Era un hombre polifacético", recuerda Juan Pedro Domecq. Falleció en Jerez de la Frontera (Cádiz), 28 de julio de 2016, "Fue un personaje único, con ganas de vivir la vida", “Vivió intensamente, como quiso", aclara Domecq . Fermín Bohórquez Escribano estuvo casado con Mercedes Domecq Ybarra y fue padre de seis hijos.

viernes, 28 de febrero de 2025

ALVARO DOMECQ Y DIEZ

 




"Hubo un lucero en el cielo
Y fue a parar a Jerez 
Suspiraron las bodegas 
Cuando al cielo fue a volver 
Y lloraron los viñedos 
Y la reja y el clavel 
El sol por los alburejos 
Se perdió al atardecer 
Las viejas yeguas toreras 
Lloran de pena también 
Y un cuatreño entre chumberas
Negro luto hay en su piel 
Señor de torres y estrellas
Permítame su merced 
Los versos a la memoria 
De don Álvaro Domecq" 

José León. 

Álvaro Domecq y Díez nació el 1 de julio de 1917 en Jerez de la Frontera, Cádiz, en el seno de una familia de profunda tradición ganadera. Hijo de Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio y María Díez Gutiérrez, heredó la pasión por el toro bravo y el caballo, convirtiéndose en una figura clave en la historia de la tauromaquia. Su familia, con sus hermanos Juan Pedro y Salvador, cimentó una dinastía ganadera de renombre.

Desde joven, Álvaro mostró un carácter polifacético. Durante la Guerra Civil Española, sirvió como piloto de combate en el bando nacionalista. Posteriormente, reintrodujo el rejoneo en España, elevándolo a una nueva dimensión. Aunque inició estudios de Derecho en Granada y Sevilla, la contienda interrumpió su formación y, pese a obtener el título de abogado, su destino estaba ligado a la ganadería y al mundo ecuestre.

Debutó como rejoneador en 1935 en un festejo benéfico en Santander, iniciando una trayectoria que lo llevó a torear en los principales cosos de España. En 1944, ya consolidado, actuó en 50 festejos, brillando en plazas como Las Ventas. Su compromiso con las causas benéficas le valió la Cruz de Beneficencia en 1945.

En 1957, tras vender su parte de la ganadería familiar, fundó la legendaria Torrestrella en su finca Los Alburejos, en Medina Sidonia. Adquirió el hierro de Salvador Suárez Ternero y reses de Curro Chica y Carlos Núñez, desarrollando una ganadería de referencia. Además, experimentó con técnicas innovadoras como la conservación de la simiente del toro para fecundación in vitro.

A la par de su éxito en los ruedos y el campo, desempeñó una activa carrera política. Fue alcalde de Jerez de la Frontera (1952-1957), presidente de la Diputación de Cádiz (1957-1967) y procurador en Cortes. No obstante, reapareció en diversas ocasiones para eventos especiales, como la alternativa de su hijo Álvaro Domecq Romero en 1960 y la de su nieto Luis Domecq Domecq en 1988, en la Real Maestranza de Ronda.



En el ámbito personal, se casó en 1938 con María Josefa Romero, con quien tuvo 19 hijos, de los cuales solo dos, Álvaro y Fabiola, alcanzaron la edad adulta. Su hijo Álvaro continuó su legado como rejoneador y director de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre.

Fue amigo íntimo de Manolete y estuvo a su lado en sus últimos momentos tras la mortal cogida por el toro Islero en 1947. Su madre le confió la administración de su herencia.A lo largo de su vida, Álvaro Domecq fue reconocido con múltiples distinciones, entre ellas la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil y la Gran Cruz de Isabel la Católica. También recibió la Cruz de Guerra y la Medalla de Oro de la provincia de Cádiz, entre otros honores.

Su vida estuvo marcada por la tragedia cuando en 1991 cuatro de sus nietos fallecieron en un accidente automovilístico, hecho que alimentó la llamada “Maldición Domecq”. En 1999 perdió a su esposa, y en 2001 sufrió un infarto de miocardio del que se recuperó, pero que acabaría cobrándose su vida cuatro años después.

Álvaro Domecq y Díez falleció el 5 de octubre de 2005 en su querida finca Los Alburejos, dejando un legado imborrable en la historia de la tauromaquia, el rejoneo y la crianza del toro bravo.

jueves, 20 de febrero de 2025

BERNARDINO LANDETE

 


Bernardino Landete Navarro, nacido el 29 de diciembre de 1925 en Madrid, fue una figura destacada en el mundo del rejoneo y la equitación, dejando un legado perdurable en ambas disciplinas. Proveniente de una familia con una notable historia en el ámbito de la odontología y la equitación, Landete se distinguió desde una edad temprana por su habilidad y dedicación al arte ecuestre y taurino. Landete creció en Colmenarejo, en un chalet construido por su padre, Juan Landete Pérez, un odontólogo valenciano aficionado a los caballos. Fue el quinto de siete hermanos y sobrino de Bernardino Landete Aragó, un pionero de la estomatología en España. 

La familia tenía cinco cuadras y un pequeño picadero donde Bernardino y sus hermanos aprendieron a montar. Su tío Alejandro, conocido como “El alambre”, lo introdujo en el mundo de las exhibiciones y festivales taurinos. A los ocho años, recogió la llave de la plaza en Talavera de la Reina, montado en su pony "Doña Paquita". En 1931, Bernardino comenzó a aprender equitación en Madrid bajo la tutela de los profesores de equitación del ejército Julio Xifra y Antenor Betancourt. La Guerra Civil Española interrumpió su formación, pero la reanudó con Betancourt después del conflicto. En 1949, ingresó en las Milicias Universitarias, donde permaneció varios años como Alférez Instructor. 

En 1952, empezó a rejonear, destacándose rápidamente como un magnífico jinete y torero. Bernardino Landete debutó en Madrid el 13 de marzo de 1955, introduciendo su famosa suerte del par del violín, una técnica innovadora que se convertiría en un estándar en el toreo. Inspirado por su experiencia en el polo, Landete ideó esta técnica que se ha mantenido vigente en el rejoneo y las corridas de toreros banderilleros. En 1958, Landete se trasladó a Guayaquil, Ecuador, donde contrajo matrimonio y participó en ferias taurinas en Ecuador y Colombia. Fue parte fundamental en la inauguración de la Plaza Monumental de Quito y fundó el Club Hípico Cayambe, centrado en el salto. 

Su éxito continuó en 1968, cuando se convirtió en subcampeón de salto en el Campeonato Sudamericano en Caracas y campeón por equipos en Buenos Aires al año siguiente. En 1972, Bernardino regresó a España, donde fundó el Club Hípico de Barajas en Madrid y dedicó su tiempo a impartir clases de equitación y a competir en concursos de salto. En 1978, decidió retirarse del rejoneo para enfocarse exclusivamente en el salto y la formación de sus alumnos. 



En 1984, inauguró el Club Hípico de Barajas, que se convirtió en un referente en los concursos de salto en Madrid. En 1987, nació su hijo Eduardo Manuel, a quien también inculcó la pasión por la equitación. Landete continuó enseñando hasta 1999, cuando se trasladó a Alicante con su familia para disfrutar de un merecido descanso. 

Bernardino Landete falleció el 26 de septiembre de 2010 en Alicante a los 84 años. Su sobrino, Juan Manuel Landete, también rejoneador, recordó a Bernardino como un jinete excepcional que compartió protagonismo con figuras como Ángel Peralta. Bernardino Landete Navarro dejó una huella imborrable en el mundo del rejoneo y la equitación, siendo recordado como un innovador y un maestro en ambas disciplinas.

martes, 10 de diciembre de 2024

BASILIO BARAJAS

 



Basilio Barajas Sánchez, más conocido como "Basilio Barajas", fue un destacado rejoneador español, nacido el 30 de mayo de 1881 en Madrid y hermano mayor del matador de toros Fausto Barajas fallecido prematuramente en accidente de tráfico. Su vida estuvo marcada por una profunda conexión con el mundo taurino desde temprana edad. Comenzó su carrera en la plaza de toros de Madrid desempeñando diversos roles, desde carpintero hasta monosabio, picador y jefe de cuadra. Su amor por los caballos lo llevó a explorar diferentes facetas dentro de la tauromaquia, hasta convertirse en uno de los más destacados rejoneadores de su época. Su destreza y valentía en el ruedo lo hicieron ganarse el respeto de sus compañeros y la admiración del público. 

Su habilidad para rescatar a los picadores caídos durante las corridas le valió el reconocimiento de figuras prominentes como José Gómez Ortega, más conocido como "Joselito el Gallo". A pesar de que los caballos que solía montar no eran especialmente preparados, su maestría y dominio sobre ellos cautivaron a los espectadores. «recuerdo que los “Casimiros”, padre e hijo, rejoneadores portugueses, me regalaron una casaca y un par de botas de montar en pago de haberles curado un caballo herido (ejerció con gran efectividad como veterinario autodidacta) y quizá por emplear aquellos atuendos o por lucir mis aficiones a montar , el caso es que me decidí a debutar en la becerrada de los zapateros, fiestecilla por entonces de mucha solera... y a cuyo debut siguieron con éxito en varias plazas a las que llegaba sin caballos y con cualquiera de los que había en las cuadras con todos sus defectos salía al redondel a entendérmelas con esos «mosquitos» de 28 arrobas,Barajas no le hacía ascos a ningún encaste, con los pitones sin afeitar y a quienes si no mataba con el rejón, mataba con el estoque pie a tierra» 

 Basilio Barajas se destacó en una época en la que el rejoneo apenas se consideraba una parte secundaria de las corridas de toros a lo largo de su carrera mato unos doscientos toros en España, Portugal, América, Burdeos Bayona y Nimes, una lesión grave en el brazo derecho en 1924 lo obligó a retirarse del ruedo como rejoneador, «un toro me retiro al sacarme el humero» continuó su vínculo con el mundo taurino como contratista de caballos, gestionando las caballerizas de la plaza de toros de Madrid desde los años 40 hasta su muerte acaecida en la década de los 60 del siglo XX y participando en las principales ferias de la Península Ibérica, durante su etapa en las cuadras formó, apoyó y ayudó dándoles oportunidades a muchos picadores de la época. 



Uno de los aspectos más destacados de su carrera fue su defensa del uso del peto protector para los caballos en las corridas. Basilio Barajas argumentaba que el uso del peto reducía significativamente el número de caballos heridos o muertos durante las corridas “en un año sin peto mueren del orden de 800 caballos al año, con el peto apenas cincuenta.” A través de su vida, Basilio Barajas dejó un legado de valentía, habilidad y compromiso con su profesión. Su pasión por los caballos y su contribución al mundo del rejoneo lo convierten en una figura precursora e inolvidable dentro de la historia de la tauromaquia española.

jueves, 28 de noviembre de 2024

ESPECTACULOS TAURINOS: IMPACTO EN EL PIB

 




Relación entre el PIB y los Festejos Taurinos 
 
1. Impacto Económico de la Tauromaquia: En 2017, se celebraron 19,882 festejos taurinos en España, generando un impacto económico de aproximadamente 4,500 millones de euros, lo que representó el 0.36% del PIB nacional. Este impacto es significativo, especialmente en regiones como Castilla y León, donde alcanzó hasta el 1.5% del PIB regional. 

2. Correlación Histórica: Estudios han sugerido que existe una correlación positiva entre el crecimiento del PIB y el número de festejos taurinos. Por ejemplo, durante períodos de crecimiento económico, como el que siguió al Plan de Estabilización de 1959, se observó un aumento en la celebración de corridas de toros. Sin embargo, esta relación no es lineal y puede verse afectada por otros factores como la política cultural y las tendencias sociales. 

3. Efecto de Crisis Económicas: La crisis económica que comenzó en 2008 tuvo un impacto negativo en la celebración de festejos taurinos, con una caída significativa en su número debido a la reducción del gasto en entretenimiento y la disminución del turismo. En contraste, durante años de bonanza económica previos a la crisis, el número de festejos tendía a aumentar. 

4. Festejos Populares vs. Corridas Tradicionales: Aunque las corridas tradicionales han disminuido en número, los festejos populares han visto un aumento, lo que sugiere un cambio en las preferencias culturales y económicas dentro del sector taurino. Estos eventos suelen ser menos costosos para los asistentes y pueden estar más relacionados con la cultura local que con el turismo. 

5. Estudios Académicos: Investigaciones realizadas por universidades han encontrado coeficientes de correlación altos entre el PIB per cápita y el número de festejos taurinos, indicando que a medida que mejora la situación económica, también tiende a aumentar la participación en estos eventos. 

Conclusión En resumen, existe una relación compleja entre el crecimiento del PIB y el número de festejos taurinos en España. Si bien hay evidencia que sugiere una correlación positiva durante períodos de crecimiento económico, factores como crisis económicas y cambios culturales también juegan un papel crucial en la dinámica de estos eventos. La evolución reciente indica una diversificación hacia festejos populares, lo cual podría estar influenciado por cambios en las preferencias del público y las condiciones económicas locales. 

Impacto Económico de los Festejos Populares 

Generación de Ingresos: Los festejos populares, especialmente aquellos relacionados con la tauromaquia, han demostrado ser una fuente importante de ingresos. En 2017, se celebraron 18,357 festejos populares, lo que representó aproximadamente el 92.3% del total de eventos taurinos en España. Estos eventos generaron un impacto económico estimado de 4,500 millones de euros, contribuyendo al 0.36% del PIB nacional. 

Creación de Empleo: La tauromaquia y sus festividades asociadas generan empleos directos e indirectos en sectores como la hostelería, el transporte y el comercio. Por ejemplo, se estima que los festejos taurinos generaron cerca de 200,000 empleos en 2015. 

En la Comunidad Valenciana, los eventos como los "Bous al Carrer" contribuyeron con 3,000 empleos directos, representando un impacto del 0.16% del empleo regional. Turismo y Afluencia de Visitantes: Los festejos populares atraen a turistas tanto nacionales como internacionales, lo que beneficia a la industria hotelera y al sector servicios. Eventos como la feria taurina de Sevilla han demostrado ser un imán para turistas, contribuyendo a la ocupación hotelera y a la economía local. 

Diversificación Económica: A medida que las corridas tradicionales han disminuido en popularidad, los festejos populares han crecido en número y relevancia. Esto ha permitido a muchas localidades diversificar su oferta cultural y recreativa, atrayendo a diferentes públicos y fomentando la economía local4. Beneficios Indirectos: Los festejos populares también benefician a otros sectores económicos, como el textil (por vestimenta típica), la construcción (por infraestructura temporal), y servicios médicos (por seguridad durante los eventos). 

Se estima que cada euro ingresado directamente en la tauromaquia genera aproximadamente 2.8 euros en el conjunto del sistema económico1. Conclusiones Los festejos populares desempeñan un papel crucial en el crecimiento económico de España al generar ingresos significativos, crear empleo y fomentar el turismo. Su capacidad para adaptarse a las cambiantes dinámicas sociales y económicas les permite seguir siendo relevantes y contribuir al desarrollo económico regional. 

La creciente popularidad de estos eventos refleja una transformación en las preferencias culturales y económicas del país, asegurando su lugar como motor económico dentro del sector turístico y cultural español. 
 Fuentes: 

 [1] https://elpais.com/cultura/2018/10/20/actualidad/1540013947_677500.html 
[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Tauromaquia_y_econom%C3%ADa 
[3] http://www.apostadigital.com/revistav3/hemeroteca/acabello2.pdf 
[4] https://institucional.us.es/revistas/taurinos/34/opinion_1.pdf 
[5] https://zaguan.unizar.es/record/146393/files/TAZ-TFG-2024-3686.pdf?version=1 
[6] https://www.elsoldemexico.com.mx/mexico/sociedad/fiesta-brava-una-industria-que-influye-en-la-economia-y-la-tradicion-9240738.html 
[7]https://repositorio.comillas.edu/jspui/bitstream/11531/18694/1/TFG-Sastre%20Esteban,%20Ignacio.pdf 
[8] https://uvado Impacto Económico de la Tauromaquia Contribución al PIB

martes, 12 de noviembre de 2024

ANTONIO CAÑERO BAENA

 


«En su clase de toreo, no he visto otro más valiente, lo mismo para el caballo que para el toro, que Cañero». 
Machaquito 

Antonio Cañero Baena nació en Córdoba el 1 de enero de 1885, según su biógrafo Paco Laguna, en el número 31 de la calle Puerta Osario, y que fue bautizado en la misma pila en la que después recibiría las aguas purificadoras el mismísimo Manolete. Fue hijo de un comandante del Cuerpo de Equitación Militar Manuel Cañero Velázquez, el mismo entró en el cuerpo de especialistas del ejército, era profesor de equitación así fue cómo empezó a conquistar el mundo del caballo. La figura del rocín sería el eje central de su vida: su hermano menor, sin ir más lejos, murió tras recibir una coz en el corazón. Cañero, hombre corneado en varias ocasiones, fue militar de profesión, (ejerció como profesor de equitación y alcanzó el grado de capitán), participó en distintos concursos hípicos y toreó en varios festivales a pie antes de dedicarse oficialmente a ello. Fue el 14 de octubre de 1921 el día que debutó con público como rejoneador, y lo hizo en una corrida patriótica organizada a beneficio de los heridos de la guerra de Marruecos. 

Ahí actuó con Juan Belmonte, Rafael el Gallo, Ignacio Sánchez Mejías, Manuel Granero, Chicuelo, y Juan Luis de la Rosa. “Los toreros rivalizan en faenas —escribió en la revista El Ruedo el periodista F. Mendo—, a cual más lúcidas; pero la nota apasionante la da el rejoneador cordobés con su lucidísima actuación. Dieciocho mil espectadores ovacionan, asombrados, la lección de toreo a caballo, inédita para la inmensa mayoría. Una concepción nueva del toreo a la jineta acaba de surgir en España”. “Presionado por las empresas y por los públicos”, según Mendo, el 2 de septiembre de 1922 decidió hacerse profesional en la plaza de San Sebastián. 

Toreó mucho en los años siguientes, con la característica fundamental de que los toros que lidiaba, a los que hacía una lidia completa, ya totalmente moderna, estaban en puntas. También era corriente que echase pie a tierra y, después de torear con la muleta, los matase a espada. Además de en España, también toreó en Portugal, México y en otros países americanos. En 1924, pese a sufrir dos cogidas, llega a participar en 60 corridas de toros, y en 1925 es presentado en París, donde obtiene gran éxito. En 1926 se presenta en Portugal y al año siguiente lo hace en varios países de Latinoamérica como Venezuela, Perú o México. 

En 1929 participa en 10 corridas en España y tras otras tantas en Venezuela y Perú, dejó de torear con asiduidad, retirándose oficialmente de los ruedos en el año 1936, En mayo de 1939 participó en Madrid en su última corrida. Cañero supo introducir el estilo andaluz, aquel que se hacía con el traje campero. Además, implantó los tres tercios de lidia del toro a pie en el rejoneo y la forma de matar al animal desde el caballo. Al respecto, Cañero llegó a decir un día a la rejoneadora Conchita Cintrón: "Los portugueses, caballeros, y los rejoneadores españoles, toreros", en referencia a los dos estilos predominantes en la época, el de lucir el caballo ante el toro y el de Cañero, "el de torear al toro desde el caballo". Cañero, con su experiencia a campo abierto, y su gran afición a los toros, pensó que algo nuevo podría llevar él a las plazas de toros. Aquellas lujosas jacas con sillas regias, sueltan todos aquellos arreos y toma la silla vaquera, ya tenemos en la fiesta algo variado de lo que venía siendo, como Cañero lo que quiere es torear, no hay toros para el rejoneador y toros para los espadas de a pie, sale a la plaza vestido de traje de campo andaluz, y al mismo estilo y propósito corresponde el aparejo de su jaca y la especie de su doma. Mataba el toro a pie y con estoque si no lograba matarlo con el rejón de muerte. Orientó su arte en dirección singularísima, lo que le separa del rejoneo portugués. Concibe su actuación como una lidia completa del toreo a caballo, comienza a herir al toro con rejones de castigo, sigue banderilleándole y acaba usando el rejón de muerte. Cañero era un matador más, y por ello sorteaba con los matadores. 

Creó la costumbre, hoy habitual, de formar su propia cuadra de caballos toreros; en definitiva, fue el primero que concibe el toreo a caballo como la lidia completa que hoy es la norma. La Real Academia de la Historia le considera el primer rejoneador moderno. Tuvo su complemento en la jaca llamada Bordó, “el pedestal de Cañero”, en palabras de don Gregorio Corrochano. Conviene detallar el encuentro entre ambos: estando Cañero en su casa vio pasar una jaca que dirigía una parada de cabestros, que conducían reses al matadero cordobés; fijándose don Antonio en ella, se la compró al mayoral por 3.000 pesetas. La enseñó a torear y a los dos días se la llevó a Francia, concretamente a Burdeos, donde la hizo debutar. El triunfo fue tal que se le rindió un homenaje esa misma noche en una bodega de esa ciudad tan vinícola, bautizando con ese excelente vino a la jaca con el nombre de “La Burdeos”, término que degeneró en “La Bordó”, nombre con la que se inmortalizó. Esta anécdota la transcribió el doctor Jordano, ya que el ganado que conducía la futura Bordó era propiedad de su padre. De estos primeros años, es la anécdota que se refiere a continuación y que nos da una idea de este personaje: En un concurso hípico celebrado en San Sebastián y dotado con importante premio económico, Cañero sufrió una caída que le provocó la fractura de una pierna; al día siguiente, ante la sorpresa general, salió con la pierna escayolada, sin usar estribo y ganó la prueba. Creó escuela en grandes figuras, como Joao Nuncio o Simao de Vega, José García Carranza (el tristemente célebre Pepe El Algabeño) y el mismísimo Juan Belmonte. 

Salvo que casó con María Morales Vida, poco se ha escrito de la faceta personal de Cañero. Una dolencia cardiaca acabó con su vida el 21 de febrero de 1952. Tras una misa en San Lorenzo, cuatro caballos enjaezados trasladaron su cuerpo al cementerio de San Rafael, en un cortejo tan fúnebre como solitario. Según don Rafael Castejón, «nadie antes que él supo unir la gracia majestuosa de la jineta con la valerosa gallardía del lance taurino». Su vida daría para llenar páginas y páginas, y relatar sus comienzos en concursos y festivales, sus triunfos, sus cogidas, su participación como actor en diferentes películas, su presentación en Paris, Venezuela, Perú y México. 


Fue el primer Hermano Mayor y fundador de la Hermandad del Rocío de Córdoba y a finales de los cuarenta donó su finca de La Viñuela al obispo Fray Albino para la construcción de casas para familias humildes de Córdoba, las que constituyen hoy el barrio que lleva su nombre, Cañero. Durante la Guerra Civil tomó parte en corridas patrióticas y algunos historiadores apuntan su participación represiva en la llamada Columna Cañero. Alcanzó el grado de teniente coronel de Caballería. En la posguerra fue concejal del Ayuntamiento.

jueves, 17 de octubre de 2024

EL REJONEO: EVOLUCIÓN DE UNA TRADICIÓN TAURINA

 



A lo largo de la historia, el arte de rejonear ha sido una expresión viva de la nobleza y la gallardía. Durante siglos, en la Europa medieval, la monta y doma de caballos fueron prerrogativas de caballeros y cruzados, simbolizando el poder y la destreza de quienes pertenecían a la cúspide del orden social. Estas habilidades ecuestres, exclusivas de la nobleza, no tardaron en trasladarse a los espectáculos de las fiestas reales en España, donde los hidalgos mostraban su valor enfrentándose a toros en la plaza. En esta época, el rejoneo se convirtió en un verdadero alarde de destreza, protagonizado por caballeros que preferían la lanza al libro, y el caballo a la pluma. 

Figuras como Carlos V, Felipe IV y Don Sebastián de Portugal fueron grandes exponentes de esta práctica, cuyo origen se remonta a la tradición de alancear toros. Sin embargo, el arte del rejoneo fue decayendo con el tiempo, en parte debido a las prohibiciones eclesiásticas, como la de Pío V en 1567, y al final de las guerras que redujo la necesidad de entrenar caballeros para el combate. Para 1725, la práctica casi había desaparecido en España, aunque en Portugal el rejoneo continuó evolucionando, ganando sofisticación y refinamiento. 

No obstante, el siglo XIX trajo consigo un resurgimiento del rejoneo. Un momento clave en su revitalización ocurrió en 1889, cuando el mexicano Ponciano Díaz, junto a sus picadores Oropeza y González, revolucionaron las plazas españolas al introducir suertes novedosas, como la colocación de banderillas a dos manos desde el caballo. Este espectáculo sorprendió al público español, que quedó maravillado ante la habilidad y valentía de estos toreros ecuestres, quienes lograban un control absoluto sobre sus caballos mientras enfrentaban al toro. 

La Importancia del Ganado en el Rejoneo 

En cuanto al ganado, la evolución en su selección ha sido fundamental para el desarrollo del rejoneo moderno. Históricamente, los encastes utilizados variaban, pero hoy en día, los toros de origen Murube han pasado a ocupar un lugar preeminente en las corridas de rejones. Este tipo de ganado, conocido por su trote ágil y su disposición a seguir el ritmo de los caballos, ha sido clave para la estética del rejoneo contemporáneo, ya que permite un mayor control del jinete y una sincronía perfecta entre el caballo y el toro. Sin embargo, algunos críticos consideran que el uso constante de este tipo de encaste ha llevado a una cierta monotonía en los comportamientos del toro, restando emoción al espectáculo. 


Diego Ventura, uno de los máximos exponentes del rejoneo actual, ha sido un defensor de la diversificación del ganado en esta disciplina. En una entrevista, expresó su deseo de cambiar el tipo de toro que se utiliza en las corridas de rejones, buscando ejemplares más exigentes y que ofrezcan mayores retos a los rejoneadores. Ventura ha lidiado con toros de ganaderías más complicadas, como Miura y Partido de Resina, con el objetivo de reintroducir la emoción y el peligro que caracterizaban al rejoneo en épocas pasadas. 

El encaste Murube, que predomina hoy en día, se caracteriza por su nobleza y facilidad para ser templado en cortos terrenos, pero a lo largo de los años se ha dado preferencia a este tipo de toro sobre otros encastes, como los Santa Coloma, Núñez y Miura, los cuales se han dejado de lado debido a las complicaciones que presentan para el jinete. Aunque toros como los de procedencia Núñez pueden ser desafiantes, su capacidad para adelantarse al caballo y complicar la faena ha llevado a los rejoneadores a optar por ejemplares más manejables. 

Los Caballos en el Rejoneo Actual 

El caballo, que ha sido el protagonista indiscutible del toreo a caballo, también ha evolucionado considerablemente. Tradicionalmente, se preferían caballos españoles, árabes e ingleses, cada uno aportando características específicas como la belleza, la velocidad, la resistencia y la flexibilidad. Sin embargo, en las últimas décadas ha habido un cambio hacia la funcionalidad, predominando la doma y el control sobre la mera espectacularidad. Esta evolución ha llevado a que los caballos utilizados hoy en día estén mejor preparados que nunca, alcanzando niveles de adiestramiento que permiten a los rejoneadores enfrentarse a toros en terrenos muy ajustados, donde antes hubiera sido impensable maniobrar. 



Portugal ha sido pionero en la selección de caballos para el rejoneo, y ganaderías como la Veiga se han convertido en auténticos viveros de caballos toreros. Muchos rejoneadores españoles, como Pablo Hermoso de Mendoza, han tenido que acudir a este tipo de ganaderías para conseguir animales capaces de competir al más alto nivel. Hermoso de Mendoza, por ejemplo, ha criado caballos que han dado lugar a una cuadra excepcional, con ejemplares como Cagancho y Chicuelo, que han marcado un hito en la historia del rejoneo moderno. 


El Futuro del Rejoneo 

El rejoneo actual ha alcanzado un equilibrio entre tradición y modernidad, donde tanto el caballo como el toro juegan un papel crucial en la consecución del éxito en el ruedo. Mientras que en el pasado se recurría a reses defectuosas o desechadas de las corridas a pie, hoy en día la selección de los toros de lidia para rejones se ha vuelto tan rigurosa como en el toreo de a pie. El éxito del rejoneo depende de la armonía perfecta entre el jinete, su caballo y el toro, y es en esa sutil danza de control y riesgo donde reside la magia de este arte centenario. 

El debate sobre la diversidad del ganado en las corridas de rejones sigue abierto, con figuras como Diego Ventura abogando por la inclusión de toros más desafiantes y de mayor raza, mientras que otros continúan apostando por el encaste Murube, que garantiza un espectáculo estéticamente impecable pero quizá menos emocionante. Lo que es innegable es que el rejoneo sigue evolucionando, y tanto caballos como toros se han adaptado a los nuevos tiempos, ofreciendo a los aficionados un espectáculo único, donde la elegancia y el peligro conviven en perfecta armonía.

lunes, 16 de septiembre de 2024

EMILIO RAMON SALVADOR “BOLTAÑÉS”

 


Emilio Ramón Salvador Boltañés, como es conocido en el mundo taurino, fue un hombre cuyo espíritu aventurero lo llevó a explorar una vida repleta de hazañas y retos en el ámbito taurino y más allá. Emilio Ramón Salvador nació el 28 de marzo de 1889 en Boltaña, Huesca, en el seno de una familia vinculada a la Guardia Civil. Su padre, jefe de la línea en la casa cuartel de Boltaña, fue trasladado a Teruel cuando Emilio era aún joven, un cambio que marcaría el inicio de una vida llena de mudanzas y desafíos. 

Desde temprana edad, Emilio demostró una predisposición al servicio y la valentía, ingresando en la Guardia Civil con solo 14 años. Durante seis años, prestó sus servicios en el cuerpo, pero fue en un servicio de escolta, mientras acompañaba al correo de Zaragoza a Mora la Nueva, donde su destino comenzó a tomar forma. Allí, al cruzarse con la cuadrilla del torero "Cocherito de Bilbao", Emilio se vio cautivado por la vida de los toreros. En una conversación con el banderillero "Pinturas", Emilio preguntó qué se necesitaba para ser torero. La respuesta fue simple: valor. Esa palabra quedó grabada en su mente y lo motivó a tomar una decisión que cambiaría el rumbo de su vida. Con la firme determinación de convertirse en torero, Emilio renunció a su puesto en la Guardia Civil y comenzó a buscar oportunidades en el mundo taurino. Su primer intento fue con Zaldívar, empresario de caballos de la Plaza de Zaragoza, pero las condiciones no fueron favorables. 



Sin embargo, el destino lo llevó a conocer a "Cortijano", quien le ofreció la oportunidad de demostrar su valía. En mayo de 1908, Emilio se unió a la cuadrilla de Ernesto Bernida para torear en Villarreal, donde enfrentó su primer toro. A pesar de la trágica muerte de un compañero durante el apartado, Emilio se lanzó al ruedo con determinación y colocó la vara en las péndolas, ganándose los aplausos del público. Con este éxito inicial, Emilio, ahora conocido como "Boltañés", se estableció como picador en Valencia, donde continuó impresionando a los aficionados. El 2 de febrero de 1912, causó sensación en Madrid al picar seis toros de don José Bueno, y al año siguiente se unió a la cuadrilla de Ricardo Torres "Bombita", con quienes toreo hasta 1913, fecha en la que el maestro se retiró. En Valencia, Boltañés se ganó una oreja por su actuación, un hecho insólito para un picador. La vida de Boltañés no se limitó a la tauromaquia. En busca de nuevos horizontes, decidió probar suerte como rejoneador, compitiendo con figuras como Basilio Barajas. 

Un día, fue contratado de urgencia para sustituir a Cañero en Castellón. Sin sus caballos disponibles, salió al ruedo montando un jamelgo de picador y, contra todas las expectativas, logró derribar a los toros con precisión, convirtiendo las risas iniciales del público en una ovación de pañuelos. Boltañés fue un hombre de mil oficios. Además de sus habilidades como picador y rejoneador, se aventuró en el mundo empresarial, invirtiendo medio millón en la Plaza de Valencia. Sin embargo, la vida de empresario taurino no fue fácil, y para distraerse, decidió unirse a una expedición taurina en Italia y Hungría, donde tuvo éxito como rejoneador. En 1927, hizo su última aparición como rejoneador en Córdoba. Tras su retirada, Boltañés no dejó de buscar nuevas oportunidades. Participó en la construcción del barrio de Usera en Madrid, colaborando con Marcelo Usera, y fue elegido primer alcalde de la zona por los residentes agradecidos. Sin embargo, su inquietud lo llevó de nuevo a América, donde ya había estado como picador en 1920 y 1927. 



Esta vez, asumió la gestión de la plaza de Lima durante tres años, fundó la ganadería La Viña y colaboró en la ganadería de Cartagena de Indias en Colombia. A pesar de los éxitos iniciales, la fortuna de Boltañés comenzó a decaer, perdiendo tanto capital como amigos. Regresó a España con la esperanza de retomar su carrera, pero las circunstancias no fueron favorables. De vuelta en Lima, ya con un déficit considerable, se vio obligado a buscar trabajo fuera del ámbito taurino. Publicó un anuncio ofreciendo sus servicios como cocinero español y encontró empleo en un hotel, donde se ganó el aprecio de los huéspedes con sus menús caseros. Finalmente, en 1938, Boltañés regresó a España y retomó brevemente su carrera como picador, trabajando bajo las órdenes de Manolo Martín Vázquez en Algeciras. A lo largo de su vida, tuvo maestros como "Morenito de Talavera", "Gallito" y "Angelete". Pero su espíritu nómada lo llevó una vez más a América, donde se involucró en negocios ganaderos y descubrió nuevos talentos en el mundo taurino. 

Boltañés fue un hombre que no dejó que la vida lo pasara por alto. A pesar de las dificultades, siempre encontró la manera de reinventarse. Sus hijos, quienes aprovecharon los esfuerzos y sacrificios de su padre, alcanzaron puestos destacados: su primogénito se convirtió en ingeniero, y su hija mayor, María Teresa Ramón Blanes, conocida como Elenita Salvador, brilló en las mejores compañías teatrales. Así, Boltañés, con su vida de constantes idas y venidas, dejó una huella indeleble en el mundo taurino y más allá, demostrando que la perseverancia y el valor son clave para no pasar inadvertido en la vida.

lunes, 13 de mayo de 2024

EL CAMINO DE PEPE LUIS

 





En cierta ocasión le comentaron al maestro de San Bernardo que había aficionados que le acusaban de no haber peleado con «Manolete». Pepe Luis contestó sin inmutarse: —No había necesidad. Yo elegí mi camino. «Manolete» se fue al suyo, a mí no me importó ganar el dinero más despacio. «Manolete» se metió sólito en ese callejón sin salida de pretender hacer faena a todos los toros. No cabe duda de que eso da mucho dinero, pero lleva consigo también, infinidad de disgustos. Para empezar, el público, aunque se crea lo contrario, no lo agradece. Encima le exigen a uno más cada día, te hacen la vida imposible y te aceleran, porque el buen toreo no se puede hacer todas las tardes, con lo que, además, hay que sacrificar también en muchas ocasiones el estilo. «Manolete» fue un torero de una extraordinaria personalidad y un colosal estoqueador, pero los dos teníamos concesiones del toreo completamente distintas. De verdad que no cabía la pelea. Son contados los toros que se dejan torear como se debe torear...