lunes, 29 de abril de 2013

PANADEROS Y GORDITOS
El señor José y la señora Gertrudis, dueños de una panadería en Sevilla en el primer tercio del siglo diecinueve, tuvieron tres hijos varones que luego fueron matadores de toros, y a los dos primeros, José y Manuel, les apodaron los "Panaderos", 
Alias derivados del oficio del autor de sus días. José y Manuel debieron cuanto fueron a la fama adquirida por el hermano más joven, Antonio Carmona (el "Gordito"); sin éste, no habrían conseguido los muchos ajustes que tuvieron y Isus nombres se hallarían obscurecidos. Lo mejor de su vida taurómaca, lo más provechoso de la misma, va unido a los éxitos que como banderillero obtuvo Antonio; éste favoreció cuanto pudo a sus hermanos, imponiéndolos a las empresas, las cuales transigían con la imposición con tal de obtener el contrato de aquel. José Carmona y Luque, el hermano mayor, nació en Sevilla en 20 de marzo de 1825, frecuentó de joven el matadero y Tablada, hizo varias escapatorias a los pueblos, probó sus aptitudes en las capeas y en 1843 figuró como banderillero en la cuadrilla de Juan León. Más tarde trabajó a las órdenes de Juan Pastor, Manuel Trigo y "La Santera", y en 1846 se puso a las del famoso "Chiclanero".

El mencionado Juan Pastor le otorgó la investidura de matador de toros, en Sevilla, el 2 de junio de 1850. se retiró del toreo en 1863 y falleció en la mentada ciudad en 12 de agosto de 1881. Manuel Carmona nació igualmente en Sevilla, en 24 de noviembre de 1832, fué de rehiletero con su mencionado hermano, hizo dos temporadas, las de 1855 y 1856, con Manuel Domínguez, y al año siguiente fué presentado por José, en unión de Antonio, como banderillero en la plaza de Madrid.

Le dió( Juan Lucas Blanco la alternativa en Sevilla el 4 de abril de 1858. la cual le fué confirmada en Madrid por Cayetano Sanz en 20 de junio de 1861. Antonio Carmona Se retiró de la profesión en 1866, la cual volvió a ejercer desde 1875 á 1879. Durante la última década del pasado siglo estableció en Sevilla una academia taurina que duró algún tiempo, y dicen que eran provechosas sus enseñanzas porque sabía transmitir muy bien los muchos conocimientos técnicos que poseía.

Falleció en 16 de noviembre de 1899. Antonio, el hermano más joven, fué una celebridad; hablar de él, es hablar de lucha, de pasión, de fanatismo ; es recordar una de las épocas más accidentadas del toreo, pues su competencia con el "Tato" dio origen a la más enconada rivalidad que registra la historia del espectáculo; es recordar una cruda guerra de partidos, una pelea encarnizada en la que se atropello todo derecho y toda conveniencia. 
Torero como sus hermanos, una larga temporada que estuvo en Lisboa le dio ocasión a fijarse en los quiebros que a cuerpo limpio hacían los toreros lusitanos y germinó en él la idea de realizar aquello con las banderillas, cosa que llevó a efecto por primera vez en Sevilla en abril de 1858, promoviendo tal alboroto de entusiasmo, que fué una verdadera revolución. Su popularidad, a partir de entonces, fué inmensa; le buscaban de todas partes, le anunciaban en los carteles con letras más grandes que a lo<=matadores, le pagaban por su trabajo más dinero que el que cobraban los espadas con quienes toreaba, y, en fin; al ser contratado imponía, como hemos dicho, el ajuste de sus hermanos.

Le confirió la alternativa su hermano José en Córdoba el 8 de junio de 1862 y le fué confirmada por "Cuchares" en Madrid el 5 de abril de 1863. Dícese de él que fué un amante de su profesión; tenía un conocimiento muy grande de las reses; se adornaba con el capote y la muleta hasta la exageración; con las banderillas fué una eminencia; pero manejando el estoque, deficientísimo. Por tres veces fué arrojado de la plaza de Madrid, donde el "Tato, primeramente, y "Lagartijo" después, (con quien también quiso competir) tenían numerosas simpatías y una enorme mayoría de adeptos; pero en Andalucía fué "Gordito" una gloria del arte y un genuino representante del toreo alegre. Se retiró rico, y su vivir morigerado y sus buenas costumbres le dieron como premio la longevidad, pues falleció en Sevilla, a los ochenta y dos años, el 30 de agosto de 1920. 

Había nacido en la misma ciudad el 19 de abril de 1838. Para más detalles de su vida taurómaca, nada mejor que obtener el folleto de Efemérides Tauñnas correspondiente al mes de abril que, editado como los anteriores por la Editorial Lux, aparecerá dentro de pocos días. 

Hijo del "Gordito" fué otro Antonio Carmona, que ostentó igual apodo que su padre y que nació en la repetida ciudad de Sevilla el 25 de diciembre de 1883; quiso su familia que siguiera alguna carrera y empezó por cursar el bachillerato, mas decidido a ser torero, como el autor de sus días, cambió los libros de texto por la muleta y el estoque. De novillero hizo concebir grandes esperanzas; su abolengo torero, su buen arte y su airosa figura predisponian el ánimo en su» favor; pero los halagüeños vaticinios que muchos hicieron de él no llegaron a cumplirse. 

El 13 de septiembre de 1908 le dio la alternativa en Salamanca el espada "Bienvenida", título que fué refrendado por Vicente Pastor en Madrid el 27 de marzo de 1910. Terminada la temporada de 1911, marchó a Méjico, donde permaneció dos años, y a su regreso no volvió a vestir el traje de luces. Dos matadores de novillos hubo que llevaron el apodo "Gordito", José Gordón y Enrique Cuadrado, quienes, como indican sus apellidos, nada tuvieron que ver con la familia Carmona. Pocas ha habido, como ésta, que hayan dado a la Tauromaquia cuatro espadas con alternativa.
LOS  "SALERI"


JUAN ROMERO "SALERI"
Tiene esta foto lo menos ciento veintiseis años Está hecho, como aquel de Canales, en Barcelona , en casa de Torija, y como el original murió hace ciento veinticinco años en América, por eso digo que la fotografía en cuestión data de ciento treinta años, cuando menos. Pertenece la misma al primer diestro que ostentó el apodo de Saleri, el cual le aplicaron porque, siendo vendedor ambulante de sal, pregonaba la mercancía de un modo tan especíalísimo que parecía que pronunciaba la palabra que luego le sirvió de sobrenombre. 

A Juan Romero Fernández, que así se llamaba el mentado Saleri, le entró la afición de jovenzuelo, y aunque fué en sus primeros años barbero, alfarero, cochero, fundidor y vendedor de sal, acabó por ser lo que había soñado. Después de trabajar como banderillero con algunos matadores de novillos, ingresó en la cuadrilla del señor Fernando el Gallo en compañía de un tal Lobito, pareja que en dicha cuadrilla sustituyó al célebre Guerrita cuando éste dejó de pertenecer a ella para incorporarse a la de Lagartijo. 
Esto ocurría en septiembre del año 1885. En el invierno de 1887-88 fué Saleri a México con el espada Cuatrodedos, y toreando en Puebla de los Angeles el 15 de enero del segundo de dichos años reses de San Cristóbal de la Pampa perdió la vida el infortunado banderillero.

Recordemos el trágico episodio: Salió el cuarto bicho, "Pampero", completamente buey, y el público pidió que fuese devuelto al corral, a lo que no accedió el Presidente. Saleri' sin reparar en que el animalucho, por sus malas condiciones, no permitía que anduvieran con él haciendo dibujos, quiso practicar el salto de la garrocha, su suerte favorita, y aunque sus compañeros trataron de disuadirle, el diestro no hizo caso, y luego de brindar al gobernador de aquel Estado, dio un recorte a cuerpo limpio, citó con el palo, afianzó éste, se elevó y cayó en las astas de la res, pues ésta se quedó en el centro de la suerte, y al recibir con sus armas el cuerpo de Romero, introdujo una de ellas en la ingle izquierda del desventurado lidiador.

Cuando entró en la enfermería estaba muerto. Al fallecer contaba veintiséis años, pues había nacido en Sevilla el 10 de noviembre de 1861. Sus restos fueron exhumados en 1896 por cuenta del espada Quinito y recibieron sepultura definitiva en el cementerio de San Fernando, de Sevilla. Lo que hizo Juan Romero en Puebla más fué temeridad que valentía, y ya sabéis que dijo el príncipe de los ingenios que la valentía que se entra en la temeridad, más tiene de locura que de fortaleza.
Saleri fue un banderillero muy notable que practicaba especialmente y con muchísimo lucimiento el salto de la garrocha.En este suerte que tanta fama le dio perdió la vida. . Había ido a México con el espada Cuatro-dedos, en cuya cuadrilla figuraba con Morenito y Blanquito, y por no tener plaza en la capital mientras estuviese allí Mazzantini, decidieron Diego Prieto y sus amigos trasladarse a Puebla y dar algunas corridas por su cuenta. Comenzaba el año 1888. El negocio se presentaba de un modo inmejorable, pues la primera corrida, que se anunció para el domingo 15 de Enero, se dio con la plaza llena. La cuadrilla había salido de México el viernes, pero Saleri perdió el tren y no pudo salir hasta el sábado 14 por la mañana. ¡ Más le valiera no haber ido!  El relato detallado e ingenuo de la espantosa desgracia lo hicieron Blanquito y Cuatro-dedos elocuentemente en las cartas que reproducimos a continuación, y que aparecieron en uno de los primeros números de La Lidia de aquel año: "Puebla, 18 de Enero de 1888. "Apreciable amigo José: El contenido de ésta es para manifestarle la desgracia ocurrida de su su compadre; sabrá usted como el día 15 de Enero toreamos en este pueblo por primera vez con un entusiasmo atroz, sobre todo, con el difunto "Salimos toreando y no hemos oído más palmas nunca. Diego, en la muerte, estuvo muy bien, y todos y su compadre; ha sido una de las.tardes que hemos gozado más. Al mismo toro de la desgracia le dio un cuarteo con la garrocha en la mano, el mejor que ha dado en este mundo; calcúlese lo que se armaría; pero entre Diego y el Morenito echaron una riña con él para que no lo saltara. Era un toro que de torearlo estaba manso, y usted sabe lo cansado que se ponía. El público, al ver las demostraciones, se echó encima chillando y él le brindó el toro al gobernador de ésta; ya aquí es donde no nos pudimos explicar lo que iría a hacer; no lo sabían más que Dios y él. "La cuestión... citó al toro; se le arranca, y él, la mismo, sin saltar y sin hacer nada; se mete en la cara del toro como un tonto, como un muerto; es decir, como una estatua, inmóvil y. sin moverse; sin saber lo que le pasaba; asustado.

En el momento no hizo el toro más que meterle la cabeza, y todo fue un pronto, engancharlo y dejarlo caer de seguida; ni se movió el toro para nada, ni lo detuvo en la cabeza; pero en ese pronto, cuando cayó para el otro mundo, no hemos tenido el consuelo de oírle hablar nada. Yo me llevé el toro, y cuando lo cogieron muerto, era menester ver el cuadro,' todos llorando, y al instante suspendieron la corrida. El público, superior; la cornada parecía la picada de una avispa, en la ingle derecha, en el nacimiento del empeine; no echó ni una gota de sangre.

"Sobre la cuestión de su entierro mandó el gobernador una razón: que él lo .costeaba todo, no dejando pagar nada; y el día del entierro fue el desborde de 7.000 personas. "El domingo, o sea el 22 del mismo mes, es el beneficio para la familia, y otro en México.Le mandaré noticias; todo lo suyo lo ha guardado Diego y se ha hecho inventario."

Hasta aquí lo que refiere Blanquito. Veamos ahora cómo refiere la cogida, con igual sencillez que el anterior, el espada Diego Prieto (cuatro-dedos): "Amigo José: La pluma no puede trazar el dolor tan grandísimo y el inmenso sentimiento con que le dirijo ésta. "Vinimos a torear a Puebla por no tener plaza mientras estuviera Mazzantini en México; por no estar parado, dije: echaré por mi cuenta dos o tres corridas en Puebla; y en la primera, domingo 15 de Enero, con un entusiasmo atroz, el público, entre multitud de aplausos y ovaciones, salió el cuarto toro, y el pobrecito Saleri se lo brindó al gobernador de ésta, que ya el día antes le había dicho que le brindaría el salto; yo le insté tres o cuatro veces para quitarle la garrocha, porque el toro era manso; pero el desgraciado, como tenía tanto amor propio y era tan valiente, se arrancó al toro y éste se le quedó, con tan mala suerte, que no se nudo ir enganchándole por la ingle y resultando con una cornada y una gran herida en la cabeza que, cuando lo cogimos, estaba expirando; figúrese usted lo que por mí pasaría; si me arrancaran el corazón no lo siento tanto, pues parecía la plaza un valle de lágrimas.
Cuadrilla de cuatro-dedos en 1887,de izquierda a derecha :"Zocato","Saleri","Morenito","Cuatro-dedos","Bienvenida" y "Blanquito"

Todos llorando como chiquillos, y el público demostró lo mucho que le quería; pues en aquel momento todo el mundo se fue a la calle llorando, que parecía que Puebla tenía un día de duelo. En fin, José, todo lo que le diga es poco; el domingo le voy a dar un beneficio para su desconsolada madre y sus desgraciados hijos, a ver si Dios me ayuda y el público, mis intenciones por socorrer y aliviar en su aflicción a esos desgraciados. "Se ha hecho un inventario, ante un notario y un abogado que a él le querían mucho, de todo cuanto tenía y ha ganado. Dios quiera ayudarme en mis pensamientos. "Sin más, consuela a su desgraciada familia en lo posible en nombre de sus compañeros, que no le olvidan nunca, y yo viviré rogándole a Dios toda mi vida por el alma de mi querido Saleri." En Madrid se presentó por primera vez el 11 de Octubre de 1885, como banderillero de Fernández Gómez (el Gallo), en cuya cuadrilla ocupó la vacante que había dejado Guerrita al pasar a la de Lagartijo. La corrida de su presentación fue la en que Paco (Frascuelo) tomó por segunda vez la alternativa El cadáver de Saleri recibió cristiana sepultura en Puebla, pero fue exhumado el año 1896 y trasladados sus restos a España por cuenta del matador de toros Joaquín Navarro. Fueron definitivamente enterrados en el cementerio de San Fernando, de Sevilla.

JUAN SAINZ MARTINEZ "SALERI II" (1891-1958).
Matador de toros español, nacido en Romanones (Guadalajara) el 19 de junio de 1891, y muerto en la capital de España el 7 de octubre de 1958. En el planeta de los toros es conocido por el sobrenombre de "Saleri II".
Aficionado desde que era apenas un crío a lidiar becerros por las capeas que tanta tradición tienen en tierras de su Alcarria natal, cumplió veinte años sin haberse propuesto orientar su trabajo hacia lo que para él no era más que una entretenida afición. Pero el día 29 de agosto de 1912 llegó a un pequeño pueblo de Salamanca en el que le permitieron estoquear a un toro perteneciente al hierro de Angoso; y cuentan los cronistas de su tiempo que sorprendieron tan gratamente la facilidad y el arrojo que Julián Sainz Martínez derrochó en aquella estocada, que a partir de entonces empezó a tomarse en serio la posibilidad de aprender el oficio de torero. Por lo pronto, comenzó a cobrar modestas cantidades por intervenir en vario festejos de las provincias de Ávila, Salamanca y Zamora, festejos en los que, a la par que iba difundiendo su nombre, fue cobrando seguridad y destreza en el manejo de los engaños y el acero, y aquilatando su cada vez más acreditado valor. Por todo ello, no es de extrañar que a finales de aquella temporada de 1912 ya hubiera reunido méritos más que suficientes para ser contratado como banderillero por la empresa que regentaba la plaza de Madrid, puesto en el que no sobresalió demasiado.
Sin embargo, consiguió que su nombre fuese reconocido por la afición madrileña, que acudió a verle torear cuando, en 1913, se presentó a las puertas de la Villa y Corte, en la pequeña plaza de Tetuán de las Victorias. Por fin, el día 2 de mayo de dicha temporada, acompañado por los jóvenes novilleros "Limeño" y "Alcalareño", consiguió hacer el paseíllo en la primera plaza del mundo, pero tuvo la mala fortuna de enfrentarse con un lote que hacía imposible el lucimiento. A pesar de ello, volvió a ser anunciado en los carteles madrileños el día 15 de agosto de aquel mismo año, fecha en la que sí consiguió un importante triunfo que le reportó varios contratos en España e Hispanoamérica.
De regreso a su país natal, afrontó la temporada de 1914 con el firme propósito de prepararse a fondo para tomar la alternativa. Y así, en el transcurso de aquella campaña intervino en treinta y ocho novilladas -casi todas verificadas ante la severa afición madrileña-, bagaje más que suficiente para aceptar el ansiado compromiso de recibir su doctorado. Para ello, el día 13 de septiembre de aquel año de 1914 cruzó la arena de la plaza de toros de Madrid, flanqueado por su padrino, el genial diestro madrileño Vicente Pastor y Durán ("El Chico de la Blusa"), y acompañados ambos por el coletudo sevillano Francisco Martín Gómez ("Curro Vázquez"). Julián Sainz ("Saleri II") se doctoró dando lidia y muerte a estoque al toro Manguero, marcado con la divisa de Pérez Tabernero. Al parecer, "Saleri II" anduvo muy templado y lucido en la lidia de este ejemplar, lo que vino a confirmar los buenos presagios que tenían quienes le habían visto triunfar en calidad de novillero.
Éste y otros triunfos similares le valieron para anunciarse en los carteles de la Villa y Corte durante casi todas las temporadas en que permaneció en activo, lo que tampoco le impidió acrecentar su fama en Hispanoamérica. En 1916 cumplió cincuenta contratos, sesenta y dos en la campaña siguiente, y setenta y dos en la de 1918. Estaba, a la sazón, en el momento culminante de su carrera, como quedó patente en la célebre corrida que lidió en Bilbao el día 18 de agosto de aquel año, donde toreó espléndidamente al natural a un toro de Parladé, al que lugo mató recibiendo.
Sin embargo, a partir de entonces comenzó a ver mermardas sus facultadas físicas por culpa de ciertos problemas de salud, razón por la que firmó varios contratos en tierras de Ultramar, a sabiendas de que allí el público es menos exigente y el ganado más templado y manejable. Allí, además, a partir de 1922, comenzó a desarrollar su nueva faceta como empresario taurino.
En la temporada de 1923 intervino en treinta festejos, los mismos que lidió durante la campaña siguiente. Pero sus actividades en Hispanoamérica le absorbían todo su tiempo, por lo que no volvió a pisar los ruedos españoles hasta diez años después, cuando, en 1934, anunció que volvía a vestirse de luces ante sus paisanos. Sin embargo, sólo cumplió dos ajustes en aquella campaña, y uno en la de 1935, en las arenas de Almagro (Ciudad Real), el día 25 de agosto. Fue ésta la última ocasión en que hizo el paseíllo. Los buenos aficionados del primer tercio del siglo XX lamentaron la retirada de uno de los toreros más completos que habían conocido, largo en su repertorio, valiente y esteta a partes iguales, que sabía manejar muy lucidamente el capote, poner banderillas con riesgo y soltura, muletear de forma soberbia y ejecutar recibiendo la suerte suprema.
JUAN SAL LOPEZ "SALERI"
Nació en Madrid el 13 de Febrero de 1876. Huérfano desde niño de padre y madre, lo tomó bajo su protección el picador “Bocacha”, quien muy joven lo colocó de monosabio en la plaza de Madrid.
Luego su aprendizaje taurino lo hizo como banderillero hasta cumplir el servicio militar, y cuandose licenció, empezó su aprendizaje como novillero,haciendo su presentación en la plaza madrileña el 10 de Septiembre de 1899 .
El 30 de Marzo de 1902, en la corrida de inauguración de la temporada en Madrid, tomo la alternativa de manos de “Conejito”, con Ricardo Torres “Bombita” de testigo y toros de El Duque de Veragua. El de la cesión, jabonero sucio, se llamaba “Tendero” y “Saleri” quedo aceptablemente en sus dos enemigos. En un principio, aunque ya siendo conocido, tuvo el apoyo de Rafael Guerra “Guerrita”, quien le vio torear en San Sebastián y le gustó, aunque más tarde se apartó de él al no responder a lo que el maestro cordobés esperaba del madrileño. Durante su carrera sufrió diversos percances serios y entre los más graves podemos anotar el registrado en Zaragoza el 9 de Agosto de 1903, y otro en Alcalá de Henares, el 10 de Junio de 1906. Nunca se retiró oficialmente en España, si bien se sabe, que la última corrida toreada en su carrera, tuvo lugar en Lisboa el 4 de Junio de 1916.

Como matador de toros no fue uno de los que más toreó, pero cuanto hizo, recibió el calificativo de excepcional, sobre todo con el capote, y disponía, además, de un vasto repertorio que gustaba mucho a los aficionados. Sin ninguna duda estaba clasificado dentro de los colosos de su época pero acaso le faltó un poco más de decisión a la hora de entrar a matar, donde perdía muchas veces cuanto había ganado en los demás tercios, pues además de torear de capa, tal como indiqué, muy bien, destacaba más en banderillas. Una vez retirado de los ruedos, fue asesor de la plaza de Madrid. Casado con la viuda del banderillero Santos López “Pulguita”, dueña de un estanco en Madrid, se le designo como apelativo de “Saleri el estanquero”, si bien al final, se quedó solo con “Saleri”. Falleció en la ciudad que le vio nacer, el 4 de enero de 1938, a punto de cumplir los 63 años de edad.

JUAN SANCHEZ MARTINEZ "SALERI"


Alternativa en Melilla el 15-8-1972, por "Rafael Torres" y "El Ciclón de Puerto Cabello". Ganado de Arroyo.






















Falleció en Linares el 1-4-2000, tras una larga enfermedad. Enterrado en Linares. Padre del torero David Saleri.









DAVID SANCHEZ JIMENEZ "SALERI"
David Sánchez Jiménez nació en Linares (Jaén) el 17 de Agosto de 1975 es hijo del que fuera también Matador de Toros de Linares ya fallecido Juan Sánchez "SALERI", y de Ana Jiménez. Descendiente por vía materna de la olivarera y monumental ciudad jienense de Baeza. Nieto, biznieto y tataranieto de toreros, el ambiente familiar hizo encaminar su vida por la senda del toreo, mata su primer becerro en Baeza (JAEN) el 6 de diciembre de 1988, se viste por vez primera de luces el 28 de Julio de 1990 en la loclidad cordobesa de Cerro Muriano, el 8 de Agosto de 1993 debuta con picadores en Pegalajar (Jaén) con novillos de Arauz de robles y acompañado por EL MADRILEÑO Y EL ANDUJANO, toma la alternativa en Ibros (Jaén) el 3 de Mayo de 1998 vestido de blanco y oro, con PACO DELGADO de padrino de la ceremonia y LUIS DE PAULOBA como testigo ante toros de Hnos Centeno Guerra, se presenta en la feria de su tierra el 31 de agosto de 1999, con los Matadores tambien de Linares SEBASTIAN CORDOBA y DAVID GIL como compañeros de terna y de infancia y con toros de la divisa también linarense de Amparo Valdemoro una corrida con trapío de plaza de primera, un día despues de cortar tres orejas y un rabo en Benalmádena (Málaga). El 7 de Abril de 2001 mata cinco toros de los Guateles en Olivenza (Badajoz) por cogida del diestro PEDRITO DE PORTUGAL y el 3 de Octubre de 2008 mata en MADRID "LAS VENTAS" el sexto toro de la corrida, un complicado toro de fuente ymbro, por cogida de MIGUEL ANGEL PERERA, el día que se encerró en solitario con seis toros.
28 de Abril de 1936 corrida de Feria en Jerez.
JEREZ DE LA FRONTERA, 28. Primera corrida de feria. Seis toros de Ramón Ortega, para Chicuelo y Venturita.
Primero. Chicuelo se aprieta en varias verónicas. Con la muleta hace una faena de auno para un pinchazo y una estocada alta.

Segundo. Venturita se ciñe en verónicas y es ovacionado.
Brinda desde el centro y realiza una faena lucidísima, para media alta y descabello. (Ovación y vuelta.)

Tercero. Chicuelo lo recibe con varios lances buenos. Hace una faena de aliño, para cuatro pinchazos, varios intentos de descabello, otro pinchazo y descabella, por fin después de haber escuchado un aviso.
Cuarto. Venturita lo lija con varias verónicas. Trastea brevemente con la muleta y remata con media contraria. (Ovación.)
Quinto. Chicuelo se luce en unas verónicas elegantísimas, que se ovacionan. Hace una faena brevísima y coloca media arriba, que mata.
Sexto. Venturita le recibe con unos lances apretadísimos, que se ovacionan. Ejecuta una faena enorme y termina con media alta. (Ovación, orejas y rabo.)
Ventura Nuñez "Venturita" convaleciente de una cornada acompañado de su apoderado Miguel Torres

sábado, 27 de abril de 2013

MANUEL DEL POZO JIMENEZ "RAYITO"
El espectáculo taurino, mismo que se califica como el de seda, sangre y sol, es pasional por excelencia, impredecible y de una sensibilidad muy particular. Su símbolo es el toro, ese bello irracional, que es un valiente por naturaleza y pelea hasta su último aliento de existencia. Es el torero su protagonista esencial y hace una mancuerna que se unifica y hace el milagro de que se torne en arte.
Las suertes suelen ser las mismas, como la técnica es igual para todos; sin embargo, cada quien tiene una interpretación y la marca, la sella. Le da vida cada artista a su interpretación con su sensibilidad y los mandatos de su espíritu.
El maestro Juan Belmonte sentenció: "Se torea como se es". Una gran verdad.
Los toreros, asimismo, suele echar a volar la imaginación y, consecuentemente, realizar innovaciones, mismas que dan una variedad y una frescura a la rica gama de las suertes en el toreo.
Precisamente el sevillano Manuel del Pozo Rayito pronto se da a conocer con un trazo que se le llamó del parón. Sobre todo, en el primer tercio, al desplegar el capotillo, recibía a los toros quedándose quieto, sin mover los pies. Sí, era un parón que provocaba escalofríos entre los aficionados por su emoción. A la firmeza hay que agregarle que bajaba las manos, no usual en aquel tiempo, en su toreo con el capote.

Rayito , como El rey del parón , de inmediato se hizo notar en los ruedos y los elogios vertidos en su honor por la crítica de Sevilla más temprano que tarde lo pusieron en la cima de la novillería de su época, al principio del siglo XX, una etapa de oro en la península ibérica.
A la vera de La Giralda

Manuelillo, como le decían de chiquillo, nace en Sevilla y bien puede decirse que a la vera de la Giralda, junto al Guadalquivir y también cerca de la Torre del Oro, El primer día del año de 1906, sí el 1 de enero.
A los 19 años de edad, en 1925, logra destacarse y es unánimemente elogiado por la prensa, tanto que el 21 de junio de ese calendario hace su presentación en la Real Maestranza de la barroca Sevilla.
Al año siguiente, el 27 de mayo de 1926 figura en un festejo menor en la plaza de la Carretera de Aragón, en Madrid. Su toreo de parón, causa una profunda impresión y repite de inmediato el 11 de junio. Sufre una cornada de cierta consideración.

Con magnífica aceptación la gente asiste a verlo actuar.
Tanto así que el 8 de agosto de 1926, toma el doctorado en la norteña ciudad de San Sebastián, cediéndole los trastos Victoriano Roger Valencia II, con el toro Contador" del hierro del Conde de la Corte.
Ese mismo año cruza el "charco" para realizar campaña en El Toreo de la Condesa, en este lindo México nuestro y como en España, su toreo causa estupor entre los aficionados.
Debuta el 17 de octubre de ese 1926, alternando con Juan Espinosa Armillita y Ángel Pérez Angelillo de Triana, con toros de La Laguna. Reiteramos asombra su toreo de capote, con parones llevando las manos bajas y con auténtica firmeza en los pies.

Al domingo siguiente, 24 de octubre, alterna con Manuel Jiménez Chicuelo y Fausto Barajas, con toros de Zotoluca. Vuelve la gente a deleitarse con ese trazo del parón que producía mucha emoción.
El tercer paseo, lo realiza el 31 de octubre, en su tercera actuación consecutiva. Mano a mano con Chicuelo y toros de Piedras Negras. Labor triunfal en sus tres enemigos, en el primer tercio de la lidia y en el sexto, Castellano, cosecha una oreja, ante una algarabía generalizada. El 2 de enero de 1927 alterna con Chicuelo y Nicanor Villalta. con toros del conde de Santa Coloma.
Y su última actuación el 5 de febrero de ese año con Villalta y Juan Espinosa Armillita, toros de Zotoluca, de hecho sólo realiza el paseo, pues en el segundo astado Cirquero, al hacer un quite, sufre una grave cornada en un muslo.
Su mejor época en España
Con una enorme ilusión esa campaña de 1927 resulta positiva para el torero. Actúa con éxito en casi todas las plazas importantes y confirma la alternativa en Madrid.
En la ocasión, 12 de mayo, Manuel Jiménez Chicuelo es el padrino de la ceremonia y como testigo Cayetano Ordóñez Niño de la Palma, bureles de Contreras. Al toro de la confirmación le corta una bien ganada oreja.
El crítico Don Ventura señala: Rayito ha dado todos los parones que le han permitido los toros, y en ocasiones, ha sido jaleado con entusiasmo; pero como ese método de ejecutar es muy deleznable, y como el susodicho espada ha sufrido no pocos tropiezos, de ahí que digamos que en el año próximo disminuirán considerablemente sus actuaciones".
Fue profeta don Ventura, en 1928 sólo torea 19 festejos, cinco de ellos, que es un mérito, en Madrid.
Ese invierno marcha a Venezuela sin mucha suerte y en 1930 sólo se viste de luces en la Vista Alegre del barrio de Carabanchel en Madrid y otra en Ceret (Francia).
No obstante que Rayito venía en pleno reclive es justo mencionar que en 1931, el 12 de julio, arma un verdadero escándalo en La Corte.
Los años siguientes pueden considerarse de franco retiro.
Después se torna un taurino importante, apoderado de toreros, de la fiesta sabía mucho y lo aplicaba con exactitud. Su hijo del mismo nombre y alias, fallece antes que él, el 9 de noviembre de 1970, un torero sólo regular.
Al final de su historia apodera a dos toreros mexicanos: Adrián Romero y a Rafael Gil Rafaelillo, haciéndolo con eficiencia.
El rey del parón sabía ganarse la amistad de quienes lo trataban, simpático y caballeroso. Deja de existir en Madrid, el 15 de mayo de 1981.
28 de Agosto de 1927, Rafael Gomez "El Gallo" le da la alternativa a "Gitanillo de Triana" en El Puerto de Santa Maria, alternaron esa tarde con Juan Belmonte.
"Con un lleno imponente, se celebró el domingo 28, la anunciada corrida en la cual se lidiaron seis bichos de la viuda de Concha y Sierra para Gallo, Belmonte y Gitanillo de Triana, que tomó la alternativa. Los toros admirablemente presentados, gordos, hondos, bien armados, sin exageraciones, con mucho poder, más bravura y sobre todo suaves y nobles, excepción hecha del sexto. Gallo, que vestía corinto y oro fue acogido con una ovación al hacer el paseo teniendo que salir a saludar a los medios, obsequió a su primero con unos lances aceptables. 

Con la franela dio un ayudado por alto superior, seguido de un natural y uno de pecho y a continuación una serie de desplantes gitanos y de pases suyos. Aprovecha la primera igualada para dejar un pinchazo echándose fuera; repite con otro hondo alargando el brazo y acierta el descabello al tercer golpe. En su segundo, que brindó a los del Sol, realizó una faena artística y pinturera: entra a matar con decisión y señala un pinchazo sin soltar, media estocada delantera y contraria y descabella al segundo intento. (Ovación, vuelta al ruedo y la oreja.) Belmonte, verde botella y oro. 

A su primero lo saludó con tres verónicas superiores y un farol monumental. Con la muleta empezó la faena con un ayudado por alto muy bueno, y a continuación varios con la derecha, sobresaliendo por su ejecución un ayudado por bajo, un natural y un molinete superior, todo ello metido entre los pitones. Entrando con coraje en corto y por derecho, deja una estocada honda, de la que dobla el morlaco; acierta al segundo intento. (Ovación y oreja.) En su segunda, un verdadero toro, Belmonte se convierte en Juanillo Terremoto y nos larga seis verónicas clásicas que son un modelo de temple. (Ovación.) El tercio de quites es hermosísimo, y los tres espadas se ciñen, siendo ovacionados. Comienza la faena de muleta con el ayudado por alto superiorísimo, al que siguen uno de pecho enorme; un ayudado por bajo, un natural sublime y un molinete, liándose el toro a la cintura. 

Continúa emborrachándonos, toreando por naturales, de pecho, de molinetes, afarolados, etc., llevando todos los pases el sello inconfundible de su arte único e inimitable. Volcándose sobre el toro deja una media algo contraria de tanto atracarse, de la que dobla el bravo animal. (Ovación imponente, orejas y rabo.) Gitanillo de Triana. verde claro y oro, no desmereció de sus compañeros y estuvo toda la tarde valiente, activo y trabajador. En el toro de su alternativa toreó por verónicas aceptablemente, y con la franela empezó el pase de la muerte, al que siguieron dos de pecho, un natural, un ayudado, otro de pecho, y otro natural, siendo coreada la faena por el respetable. Aprovechó la primer igualada y, entrando superiormente colocó media perpendicular, de la que rodó el bicho. (Ovación, vuelta al ruedo y oreja.) En su segundo, incierto y difícil, lo lanceó superiormente, y con la muleta realizó una faena de inteligencia y valor, deshaciéndose de él decorosamente. El público salió contentísimo de la corrida."
TEODORO RANERA
Fué Teodoro Ranera un torero aragonés que se movió siempre en modesta esfera; lo mismo banderilleaba en corridas de toros que estoqueaba novillos en los pueblos; igual actuaba como jefe de una cuadrilla trashumante, que se ponía a las órdenes del espada que solicitaba sus servicios.
No era manco el baturro, pero su tipo y sus hechuras, como puede verse en el grabado, no le favorecían nada, antes al contrario, quitaban realce a lo bueno que pudiera ejecutar. Su nada apuesto continente y la socarronería de Curro Cuchares originaron en cierta ocasión un incidente que vamos a relatar:
El día 6 de julio de 1862, lidiáronse en Madrid tres toros de Saltillo y tres de Cunha por las cuadrillas del mentado "Cuchares", Cayetano Sanz y Antonio José Suárez, y de banderillear al cuarto astado encargáronse el "Mañero" y Ranera.
El señor Curro, que de todo sacaba partido para congraciarse con el público, quiso explotar el tipo de Teodoro, y después de clavar éste un buen par le felicitó cómicamente en el ruedo e hizo que le prestase ayuda durante la faena de muleta que luego realizó.
En el sexto toro volvió a banderillear Ranera y tornó Cuchares a felicitarle en son de mofa. Terminó la corrida sin que el baturro exteriorizase el reconcomio que aquella burla de "Cuchares" le produjo, cumplió como subalterna disciplinado cuanto dicho espada le ordenó y nadie se acordó ya de lo ocurrido en la plaza.
Pero por la noche fué ella. Hallándose Cuchares de tertulia con varios amigos tomando el fresco en la puerta de un establecimiento de la calle del Principe, se presentó Ranera y solicitó hablar con el maestro separadamente. Accedió éste, y situados ambos en el centro de la calle sostuvieron un breve y animadísimo diálogo que terminó descargando Ranera el gruesoel sombrero calañé, partido por gala en dos, por efecto de los garrotazos de Teodoro. bastón de que iba provisto sobre Ia cabeza del famoso espada y saliendo éste por pies, no sin perder en la refriega
Acudieron varias personas y una pareja de la Guardia veterana, detuvieron al agresor, fueron todos a la Comisaría y allí terminó el saínete, sin llevar las cosas más adelante, gracias a la intervención de un militar de graduación, paisano de Ranera, que halló a la comitiva en la calle y se agregó a ella hasta llegar a presencia del Comisario. "Cuchares" quedó con la cabeza enchichonada y Ranera tuvo la satisfacción de vengarse de la burla de que fué objeto.
VICENTE,EL ELEFANTE Y EL TORO
¿Veis ese grabado ? Pues lo que el mismo representa no pasa de ser algo que con los ojos de su imaginación y con la vista dirigida a la taquilla ideó un empresario listo en las postrimerías del siglo Diecinueve. Para el día 13 de febrero del año 1898 se organizó en Madrid un espectáculo taurino que desde que fue anunciado embargó la atención de los habitantes de la entonces coronada villa. Figuraos que se trataba de la lucha de un elefante con un toro y que en los programas aparecía el dibujo que arriba reproducimos.
Pero de lo pintado a la realidad hay 'una distancia respetable; como la hubo en la ocasión de marras, según vera el que leyere. Proyectó la Empresa adquirir para el caso en el extranjero el elefante que había de enfrentarse con el toro; mas en vista de las dificultades con que tropezó, ocurriósele que podía representar dicho "papel" el animalucho de la misma familia perteneciente a la colección de fieras del Retiro. Y en efecto a él se recurrió, después de obtener el permiso del Conde de Romanones y la autorización del espectáculo por parte de don Alberto Aguilera, que eran a la sazón, respectivamente. alcalde y gobernador de los madriles. El toro de la lucha pertenecía a la ganadería de Bañuelos, tenía por nombre Sombrerito y era retinto albardado y bien puesto.
Además de este toro, se anunciaron para ser lidiados seis de la vacada de Bértolez, que habrían de ser muertos a estoque por Félix Velasco, Antonio Olmedo (Valentin) v Vicente Pastor (Chico de la blusa). La plaza se llenó completamente, que era lo que se trataba de demostrar, y arrastrado que fué el toro tercero dieron comienzo los preparativos para que tuviera efecto el suceso que había proporcionado tan pingües ganancias a la Empresa.
Dos servidores sacaron una larga cadena, que con alambres sujetaron a un zoquete enterrado en el centro de la plaza, y acto seguido fueron en busca del elefante, al que amarraron por una pata con unas fuertes correas que a la cadena estaban unidas. Inmediatamente se dio suelta al toro Sombrerito, el cual, en su carrera de salida, acometió a Nerón, que así se llamaba el paquidermo, y recibió éste con tanto disgusto. la caricia del astado, que. por huir, logró desasirse de la cadena a que estaba sujeto. Algunas señoras, al ver suelto a Nerón por el redondel trataron de huir de sus localidades, pero se les convenció pronto de que nada podría ocurrirles
Volvió a embestir el toro al elefante, sin hacerle daño, y como éste se aproximara a los tableros y algunos espectadores comenzaron a tirar naranjas, el animalito de la orden de los proboscídeos las iba recogiendo con la trompa y trasladándolas a su estómago insondable.
A todo esto, y como Sombrerito se colocara en el centro del ruedo a la defensiva, sin volver a embestir, y transcurridos los quince minutos señalados para la lucha, se dio orden de que aquel volviera al corral. Pero el público no quedó conforme, pues como cuando uno no quiere no hay riña posible y la anunciada lucha no se efectuó por declararse pacifista Nerón. llamáronse muchos a engaño y no hubo más remedio que aprisionar de nuevo al elefante al zoquete redoblando las amarras, como hacen con los barcos en días de temporal. Entonces salió del chiquero un toro de Bertólez. que acometió dos veces a Nerón sin empitonarle, y al volver a la carga en otras dos ocasiones más, el paquidermo, queriendo verse libre, volvió a romper los lazos que le sujetaban y se declaró en franca fuga, no sin que el toro le alcanzara una vez, en fuerte acometida, y le diera una cornada en la pata derecha. Aun le alcanzó tres veces más en su huida, y dándose el público por satisfecho, se puso término a la lucha, con la victoria del toro.
¿Habéis leído que El chico de la blusa fué uno de los matadores de dicha novillada? Pues sabed que aquella fué la presentación de Vicente Pastor como matador de novillos ante sus paisanos, ya que como becerrista lo hizo el 24 de marzo de 1895.
Naturalmente, el público no llenó la plaza aquella tarde por ver al que Y ya habéis visto lo que ocurrió. Aún recordamos que pocos dias después publicó el semanario ilustrado So! y Sombra una viñeta festiva cuvo texto decía así:
—"¿Y del elefante, qué? —“Pues ná; que se atracó de naranjas pa tó el año".
FRANCISCO DÍAZ «PACORRO»
Alcanzo las cimas del triunfo, pero pronto hubo de eclipsarse su buena estrella. En su vida profesional no pudo amasar una fortuna que le permitiera una existencia desahogada al retirarse de los ruedos. Sintió la pesadumbre del fracaso y la dolorosa angustia de la impotencia, después de haber sido una gran promesa. Nació en Sevilla en 1897, y fue un caso verdaderamente asombroso de precocidad taurina, un niño prodigio, que, a los once años de edad, practicaba ante los becerros las suertes más diversas de la lidia, con desenvoltura y arte singulares, que embelesaban a las multitudes.
En 1909 ingresó en la cuadrilla de Josélito y Limeño. Dos años después, en virtud de la ley de Protección a la Infancia, las autoridades prohíben sus, actuaciones. En 1912 forma cuadrilla con José Sánchez «Hipólito», con quien alterna hasta 1913. Las dos temporadas siguientes torea poco, pero en plazas de importancia y con éxito muy lisonjero. Su campaña más brillante es la de 1916; se apaga un tanto en la posterior. aunque vuelve a encumbrar, señor dos tardes soberbias en Madrid, y el 11 de agosto de 1918 recibe la alternativa en San Sebastián de manos de Joselito. su compañero de la niñez.
A partir de entonces, la apatía, que se manifestó a lo largo de toda su carrera, se acentúa notablemente; a la desidia se une la desgracia. El lidiador fino y hábil, con madera de figura preeminente, en el que los aficionados hablan puesto cálidas ilusiones, se va oscureciendo. Los críticos que testificaron las actuaciones de Pacorro afirman que, en sus tardes felices, el sevillano hacia primores con la capa e interpretaba insuperablemente el toreo al natural. Eduardo Palacío Valdés ha dicho que Pacorro, inspirador del estilo de Chicuelo, inventó el lance conocido por chicuelina. Según el mentado crítico, en una ocasión, hallándose en la Cuesta de las Perdices, Pacorro dijo a Chicuelo: «Si me sale un toro claro voy a hacerle esto», y simuló la suerte que luego habla de dibujar con elegancia soberana Manuel Jiménez, quien, al fin y al cabo, fue el primero en realizarla ante los públicos, y, por consiguiente, es lógico y legítimo considerarlo como su creador. Las condiciones de artista puntero atesoradas por Pacorro no estuvieron auspiciadas por los arrestos necesarios y suficientes para que el espada se mantuviera en tesitura lucida.
«Pacorro no quiere salir del estancamiento en que por su propia voluntad se encuentra», decía «Don Criterio» al reseñar la corrida del 20 de abril —Domingo de Resurrección— de 1919, en la que Francisco alternó con Rafael «El Gallo» y Manolo Belmonte, en la lidia de seis toros de Nandín. En la segunda de feria de aquel mismo mes y año, frente a reses de Santa Coloma, y con Juan Belmonte y Saleri como compañeros, Pacorro estuvo «medroso en general». Fueron dos grandes oportunidades desaprovechadas por el diestro, quien habría de hundirse más y más cada temporada. Renuncia a la alternativa en 1924 para torear como novillero, pero ya no logra remontarse. El año de 1929 es el de su retirada definitiva.

He aquí, en síntesis, la biografía de Pacorro, un torero con cualidades de privilegio, que no llegó a la alta meta que correspondía a sus dotes excepcionales. Su temperamento y el destino se aliaron para que sus sueños de gloria y de fortuna no se realizaran. Francisco Díaz —así se llamaba el mal aventurado lidiador— se fue pobre de los ruedos, pobre ha vivido desde su triste ocaso, desempeñando humildes menesteres, y pobre de murió en Madrid. Pacorro se extingió a los cuarenta años de su muerte como artista. En la memoria de los aficionados de su época pervivirán las proezas de aquel niño sabio del toreo, que quizás no cuajara, al hacerse hombre, por saber demasiado.

jueves, 25 de abril de 2013

PIERRE POULY III


El 7 de agosto de 1921 toma la alternativa en Barcelona el torero francés Pierre Boudin Martín "Pouly", era hijo y nieto de toreros landeses. Recibió los trastos de manos de Juan Silveti en presencia de Bernardo Muñóz "Carnicerito" y toros de don Esteban Hernández. En su primero realizó una faena valiente para un pinchazo y una estocada contraria. En el último pasó sin pena ni gloria, acabó con el toro de una estocada, media delantera y un descabello.
Nació en Tarascón el 7 de marzo de 1899. En Madrid se presentó como novillero el 18 de julio de 1920 junto a Jumillano y Almanseño II, con reses portuguesas de Netto Revello. La confirmó el 28 de mayo de 1922, su padrino fue Fortuna y Nacional II actuó de segundo espada, los toros eran de Pérez de la Concha. Colaboró con la resistencia francesa durante la segunda guerra mundial, fue alcalde de Arles después de la contienda, ganadero y empresario de la plaza de toros de Arles durante tres décadas. En el barrio de Moulés (Arles) hay una calle con su nombre, Su carácter afable le hizo disfrutar de muchas simpatías.

EL LAGARTIJILLA


25 de abril de 1909 muere de una terrible cornada en el cuello Fernando Romero (Lagartijilla)
Fernando Romero (Lagartijilla) -banderillero, nacido el 8 de marzo de 1879 en Alcalá de los Gazules (Cádiz)- fue herido de muerte en la Plaza de Toros de Madrid el 25 de abril 1909, por un toro de don Joaquín Pérez de la Concha y Álvarez, llamado “Merino” no sin antes haber volteado a Rodolfo Gaona. Desde muy joven se dedicó al toreo, Cuando contaba con veintidós años marchó a Méjico, logró hacerse un buen cartel como banderillero , donde procuró ganarse la vida, unas veces de banderillero y algunas de matador.


Deseoso de volver a España, y no teniendo dinero para el pasaje, consiguió que le llevara Rodolfo Gaona en 1909, con su cuadrilla, habiendo de satisfacer el gasto con su trabajo como banderillero. Toreó en Madrid con Gaona la corrida de inauguración, mereciendo ser notada su labor en la brega. "Cuando pierda el justificado temor de la plaza madrileña ha de saber hacerse notar entre muchos", escribió de esta corrida Ginés Carrión (Sol y Sombra, 1909, número 677). Volvió a la Plaza de Toros madrileña, tras una escapada a su pueblo natal, el citado 25 de abril de 1909 a torear el ganado reseñado. Alternó con su matador Gona, Vicente Pastor y Rafael (el Gallo).


Al banderillear el sexto toro, se quedó algo en la suerte Lagartijilla, y al querer salirse, tropezó, cayendo al suelo, y al incorporarse le asestó el de Pérez de la Concha una terrible cornada en el cuello lanzándole despedido a dos metros de distancia. Quedó rígido el desgraciado torero, saliendo a borbotones la sangre por la herida, y sólo una fuerte convulsión evidenció el final de todo. Pocas cogidas habrán producido una impresión dramática más intensa.

su maestro Gaona, despidiendo al cadáver

El cuerno le produjo la fractura de la columna vertebral, sección de la médula y de las arterias vertebral y cervical.El parte facultativo decía: "Fernando Romero "Lagartijilla" ha ingresado en esta enfermería a las seis y diez minutos de la tarde, en estado agónico, y al proceder a cohibir la abundante hemorragia que de la parte izquierda del cuello se producía por una herida de asta de toro que interesaba el cuerpo de las vértebras cervicales, que estaban fracturadas, teniendo destruida la médula espinal cervical y la arteria vertebral izquierda y vena yugular interna del mismo lado, falleció en el acto de curarle, a consecuencia de las lesiones mencionadas." El facultativo de guardia: Doctor Jerónimo Hurtado.



Amortajado el cadáver, permaneció en la enfermería hasta el día 26, en que fue llevado al depósito judicial. El 27 se verificó el entierro. La impresión y el sentimiento fueron unánimes y se testimoniaron en tal acto
MARIANO RODRIGUEZ "EL EXQUISITO"


Mariano Rodríguez Soriano, torero sevillano que popularizó el apodo artístico de El Exquisito, aunque nunca se anunció así en los carteles. Nació en Sevilla el 5 de diciembre de 1906. Ya en sus primeros pasos en el toreo fue motejado como El Exquisito por la finura que imprimía a su quehacer, especialmente a la hora de manejar el capote.
El Exquisito ha sido uno de los grandes artífices del toreo a la verónica y perteneció a una promoción de diestros que subliminaron este bello y fundamental lance.
Por aquellas calendas figuraban en los carteles capotistas como Curro Puya —el primer Gitanillo de Triana— Cagancho y el mexicano Pepe Ortiz. Si Juan Belmonte creó el temple al torear con el percal, Curro Puya, Mariano Rodríguez y Cagancho dieron tal lentitud a la verónica que llegaron a detener el tiempo, como dijo del primero de ellos un cronista de la época.
                                                    

A Mariano Rodríguez se le llegó a comparar con el gitano de Triana, con lo cual queda dicho todo en cuanto a las excelencias de este diestro
Todavía hoy muchos viejos aficionados cuentan hoy y no acaban de las cualidades del desaparecido Exquito. La lentitud, el recrearse en la ejecución, la pereza al mover el engaño, fueron el precedente Que siguieron los lidiadores de la siguiente promoción: Solórzano, La Serna, Pepe Gallardo, el efímero Andrés Marida y tantos otros. Indudablemente dos generaciones de magos del capote, suerte que hoy ha caído en desuso por falta de verdaderos maestros, ya que son pocos los que conocen la técnica de la verónica.
El Exquisito alcanzó un gran cartel de novillero; tomó la alternativa con todos los honores, el 8 de abril de 1928. en Sevilla, de manos de Pepe el Algabeño, en presencia del Niño de la Palma y con toros de Curro Molina. El 29 del mismo mes confirmó su doctorado en Madrid.
Pepe "El Algabeño" dandole la alternativa en Sevilla

Fue su padrino Chicuelo; el testigo, Martín Agüero, y los toros pertenecieron a la divisa de Bueno. Aquella temporada toreó 32 corridas, que fueron disminuyendo en los dos años siguientes; volvió a las filas novilleriles; se hizo subalterno —estuvo a las órdenes de Juanito Bienvenida— y terminó como apoderado, ya que no podía desligarse del mundo de los toros.

Mariano Rodríguez llevó los asuntos administrativos de un gran número de toreros. Entre ellos a Andrés Vázquez, Luis Segura. Efrain Girón, Ricardo de Fabra y Sánchez Bejarano. Mariano Rodríguez llevaba su planta de torero junto a sí; parecía que iba a dar alguna de aquellas verónicas que hicieron rugir a las aficiones del viejo coso de la carretera de Aragón y de la Maestranza. En estos tiempos uno sólo de sus lances le hubiese bastado para su supervivencia, pero aquella época era otra. Estaban Chicuelo, Antonio Márquez, Marcial, Félix Rodríguez,Armillita Chico Vicente Barrera. Manolo Bienvenida. Niño de la Palma. Cagancho, Gitanillo y tantas y tantas verdaderas figuras del toreo. Falleció en Octubre de 1979.

martes, 23 de abril de 2013

EL HOMBRE QUE PITA Y EL QUE TIRA EL SOMBRERO
Son dos tipos clásicos, seres que se hallan en el tendido, desde que se empezaron a lidiar toros; son inmortales, sin ellos me parecería que falta algo en una corrida ."'tendría mis dudas de si la fiesta de los toros ha dejado de ser; son imprescindibles y como las hetairas en las grandes urbes "son un mal necesario". Son las válvulas de seguridad de los tauródromos, algo así como el Clown de los circos, el entretenimiento o la pieza cómica de las compañías dramáticas.
El hombre que pita es un ista, curange hasta las cachas; pita sin ton ni son siempre que no torea su ídolo al que aplauden continuamente hasta encallecerse las manos cuando torea. Chifla hasta la dilatación bronquial a todos los demás. Es un virtuoso del pito y-un flemón del tendido; hay que librarse de él como de caerse en una colmena, pues es peligroso y dañino para ciertos aparatos orgánicos de los vecinos. Algunos he visto que le han tenido de vecino, con hemorragias timpánicas cuya etiología no era otra que la vecindad del hombre que pita.
Es irascible y peligroso, pues si alguien en súplica defendida de su Trompa de Eustaquio y, arpa timpánica le ruega que baje y enfunde el pito, se irrita y entonces sopla más que una locomotora o que un Reefere. Hay que dejarle, pues no ha nacido para otra cosa; soplar el pito en el tauródromo.
Palabra... Si la voluntad, esfuerzo y trabajo que pone en ese menester lo empleara en otra causa sería un... benemérito de la Patria.
Y luego me dirán que en las plazos de toros no son escuelas de psicología. El otro, el que echa el sombrero, es digno de mejorables consideraciones; es ei hombre apacible, es el aficionado desconocido : surge espontáneamente, de un balconcillo, de una grada, de un tendido, es más candido que una comedia del Círculo Tradicionalista; aparece, como los hongos donde menos os lo esperáis; no daña a nadie, ni molesta a nadie.
Es el solitario, el contemplativo que no halla otra ni mejor manera de expresar su entusiasmo que echar el sombrero. A lo mejor por un puyazo en una paletilla, una banderilla en los cuartos traseros o una estocada en los bajos; veis aterrizar en barrena un magnífico paja que descubre una majestuosa alopecia que brilla como el mingo de un billar; es que el hombre que echa el sombrero a visto algo, en lo que vosotros demostraríais; que en medular reflejo le ha echo desposeerse del adorno que cubre su cabeza. ¡ Oh arcanos de las células cerebrales, .que de cosas almacenáis dentro de-ese estuche craneano que adorna y remata el esqueleto! y para que veáis, lo que son las cosas y la necesidad que hay de filosofar sobre estos casos que pueblan los tendidos, hacen la siguiente prueba ; acercaos al primero, tomando todas las precauciones que requiere el caso y decidle
—Amigo, me hace usted el favor de decirme ¿por qué toca el pito con esta saña tan manifiesta y molesta? Os mirará desorbitado, con las pupilas dilatadas, congestionado y cianótico y una cara olírnpica y rictus de desdén, para toda contestación se pondrá a soplar el pito, con peligro pulmonar y deterioro de su red arterial.
Es un caso clínico digno de un estudio en un gabinete frenopático. Al segundo, no hay que interrogarle, basta con la inspección ocular; es un candidato a una celda en un psiquiatrico.
Son dignos de lástima pero hay que cuidarlos, pues como dije, son necesarios en los tauródromos; sin ellos perdería nuestro espectáculo algo de lo castizo, de lo clásico, de lo que hace falta para disfrazar el plato cuando este no es apetitoso.