lunes, 2 de junio de 2014

JUAN JOSE DURAN DIAZ "PIPA"


En esa joyita de. Andalucía, en esa "tacita, de plata", "simpática ciudad nombrada Cádiz, de la que dijo el poeta "que mira al sol frente a frente y al mar se asoma indiscreta; perla preciosa, sujeta por un hilo al continente; en esa ciudad vio la luz, el 6 de agosto, de 1873, el aventajado lidiador cuyo nombre encabeza el presente recuerdo. Juan José Duran, conocido en la profesión por el apodo de "Pipa", llegó a la carrera del toreo respaldado por el recio abolengo de la autora de sus días, pues esta señora, doña Francisca Díaz, era hija del matador de toros Gaspar Díaz, "el Lavi", Sobrina de Manuel y hermana de Francisco, al que en el arte selle apodó "Paco de Oro". El historiador don José Sánchez de Neira, al ocuparse de Juan José Durán, dice que la madre de éste era hija de Manuel Díaz, "el Lavi", y más de un tratadista ha copiado la referencia. Conste, por tanto, que incurrió en error el insigne escritor taurómaco y los que transcribieron ese dato, que en sí no tiene, realmente, gran trascendencia, pero bueno es aclararlo para exactitud en la historia. Pretendió el padre de nuestro biografiado orientarle hacia la Marina mercante, en que tenía un hermano piloto de cabotaje; pero el muchacho manifestó prontamente su vocación por el arte en que cae adiestró su abuelo, tíos y primos, por lo que don Manuel Durán, al darse cuenta de que serían inútiles sus esfuerzos para variar su vocación, se resignó de buen grado y dejó al chiquillo ensayar sus aptitudes, alentado por su tío "Paco de Oro" y sus primos Manuel Díaz, "el Lavi" (hijo), y Manuel Díaz, "Agualimpia".

En el año 1887, contaba catorce años de edad, se agregó a la naciente cuadrilla de 'Niños sevillanos", formación juvenil capitaneada, por los matadores Francisco González, "Faíco", y Enrique Vargas, "Minuto". Pronto se destacó el muchacho gaditano por la voluntad y entusiasmo desarrollado en sus actuaciones, y, sobre todo, por la especial finura al banderillear, en la que continuaba la tradición de la tierra, pues como es sabido, da tierra gaditana dio a la Fiesta estupendos mantenedores del segundo tercio de la lidia. No. limitó su trabajo a las corridas que la naciente cuadrilla contrataba, pues cuando ésta bebía fechas libres, Juan José Durán se agregaba, generalmente en forma incondicional, a los novilleros que le aceptaban corno peón de brega, llamando la atención de los públicos el simpático chicuelo por la valentía y habilidad con que corría los toros por derecho. Todos sus anhelos en la temporada de 1888 se cifraban en torear constantemente, para con la práctica, y al lado de los, más veteranos en el oficio, aprender prácticamente Secretos del mismo, adquiriendo a la vez el conocimiento de las reses, secreto que se descubre con la observación y la Práctica en el ruedo. Cuando en 1889 se disolvió la organización juvenil, Juan José Durán entró a formar parte de la nueva cuadrilla formada por Enrique Vargas, "Minuto", con el que estuvo hasta finalizar la temporada de 1890, embarcando seguidamente para las, Antillas, desembarcando en La Habana, donde tenía parientes establecidos en el negocio de las carnes. Con algunos toreros que por allí se hallaban improvisó una cuadrilla, y ayudado por sus parientes organizó dos novilladas, en las que mató unas reses del país, agradando su trabajo y obteniendo saneados beneficios. 

Pasó a México, y dando muestras de su decisión y osadía para arriesgados menesteres, trabajó en, las Plazas de la capital y de los Estados, actuando de peón, banderillero y matador, aceptando cualquier oferta y hasta arriesgándose a organizar novilladas por su cuenta o en sociedad con algún español de los allí residentes, a dos que animaba y convencía con, derroches de elocuencia y entusiasmo, y como la fortuna suele acompañar a los audaces, es fama que, fueron escasos los espectáculos por él organizados en que el público no respondiese a sus fiestas. De esta suerte realizó campañas provechosas y ganó dinero, que no derrochaba, por ser persona seria y más formal de lo que se esperaba de su poca edad, pero que más de una vez sirvió para sacar de momentáneos apuros a diestros españoles que por allí se hallaban luchando con, la adversa fortuna. Torero habilidoso y de suerte, fue poco castigado por los moruchos, siendo tal vez la más grave de sus cogidas la sufrida en su pueblo natal, en la corrida del 29 de junio de 1893, en la que alternaba con sus paisanos "Rebujina", "el Loco" y "Potoco". Este día fue alcanzado al banderillear, recibiendo una cornada el muslo izquierdo, la que resultó de tal gravedad que hizo temer quedara inútil, para la continuación de su carrera. Por suerte, no se cumplieron los funestos vaticinios, y mes y medio después del grave percance pudo volver al ruedo, en el que hizo ver no había aminorado un adarme su entusiasmo y arrojo. Los éxitos obtenidos por e! diestro en los cosos provincianos le facilitaron el acceso madrileño, en el que se presentó en una fría tarde del 2 de febrero dad 1894, para estoquear reses del ,escrupuloso criador don Esteban Hernández, alternando con el sevillano Gavira y el cordobés Antonio de Dios, "Conejito". 

Eran los toros entonces destinados a las novilladas dos procedentes de desecho de tienta y cerrado, esto es, corno sabe todo el que se precie de aficionado, aquellas reses no aprobadas en las tientas y las que por defectos no podían lidiarse en corridas de toros. Generalmente era ganado de cinco y seis años, grande y poderoso, de arrobas y arboladura, al que se lidiaba mal resabiando y de difícil manejo. ¡Mucho valor se necesitaba para enfrentarse con aquellas reses!.., José Durán, estuvo a punto de visitar la enfermería apenas iniciada la lidia del primer toro, al que dio un lance de capa, resbalando en el helado y piso y cayendo ante loare, del animal, que brincó y no causó más desperfecto que mancharle la taleguilla, azul y negro, aquel día estrenada. Causó grata impresión a los aficionados el denuedo con que entró a los quites y la decisión con que llegó frente a su toro primero, "Coralino" (colorado, ojinegro, grande —como toda la corrida-- y bien armado). Mandó retirar a sus 'banderilleros, "Loquillo" y "Currinche", pero en cuanto dio los primeros pases de tanteo y vio lo incierto y entero que estaba el animal, comprendió convenía matar pronto. Entró con fe a herir y pinchó en lo alto, cogiendo hueso; el toro aprendió algo más de lo que ya sabía; comenzó a taparse, y la faena se prolongó de tal modo, que el matador escuchó dos avisos. No obstante, el público ovacionó al diestro al retirarse al estribo, pues le había visto sereno y valiente, dando fin de un bicho duro y muy difícil. No pudo desquitarse con su segundo, pues se hizo de noche y no se pasó del segundo tercio. Pese a ello, aún no terminó la corrida, completamente en tinieblas se corrieron lo, moruchos embolados, según costumbre, de, mostrando aquellos aficionados ser más valientes que el Cid Campeador. 

Nuevamente pisó. Durán el ruedo la tarde del siguiente domingo, 11 de febrero, en la que, alternando .con Lesaca y "Conejito", estoqueó reses de Cortés y de Veragua, no acompañándolo suerte en sed ganado, especialmente en lo concerniente al toro serrano de Cortés, un bicho colocado, grande, de mucha cuerna, el que fue fogueado y llegó a la muerte como para dar un susto de miedo. El muchacho derroché valentía y mató de una estocada algo pasada, siendo aplaudido. La crítica .escribió: "Palmas a "Pipa", que ha estado breve y fresco con un toro "que fumaba en pipa." Hemos prestado alguna atención a estos detalles para que el aficionado moderno aprecie los huesos que tenían que roer los lidiadores del pasado. Siguió toreando como novillero en España, aun cuando en algunas corridas lo hizo con espadas de calle pasó a México nuevamente, y el 27 de octubre de 1895 alternó en la Plaza de Bucarelí, con los espadas "Cuatro Dedos" Y, "Centeno”, estoqueando reses del Venadero ,el cronista de la Fiesta hizo el resumen de labor de "Pipa", diciendo: "Bravo y demasiado valiente en la muerte de sus toros, entrando a matar con vergüenza y en debida forma su último toro lo banderilleó y mató con maestría. En quites y toreando de capa superior". El espacio no nos permite mayor extensión; baste decir que Juan José Durán continuo su carrera en España y América —más en esta— que no confirmó aquí su alternativa, que en aquellos países actuó como matador y empresario, hasta su retirada del oficio. El nieto de Gaspar Díaz “El Lavi” fue un lidiador de gran valentía fina factura con el capote y la muleta y sobresaliente banderillero; no llegó a más altura, por sus desigualdades con el estoque; porque entonces el público gustaba de ver matar bien los toros.

Ya retirado regresó a México donde se dedicó al negocio de carnicerías antes de irse finalmente a Tampico (Tamaulipas). El 24 de septiembre de 1920 "Pipa" salió de Tampico, en compañía de varios amigos, para asistir a una comida que celebrábase en una hacienda cercana, propiedad de uno de los comensales. Ya al final del banquete, el dueño de la finca fue aprehendido por conspirar contra el gobierno. "Pipa" asustado, supuso que aprehenderían a todos los invitados, declarándoles cómplices y salió de la casa, huyendo para esconderse en un bosque que la rodeaba. Transcurrieron varios días y fue notada la desaparición de "Pipa", que no regresó a su habitación en el puerto de Tampico. Dieron aviso a las autoridades y se iniciaron las pesquisas, con resultados negativos; no fue encontrado "Pipa" ni vivo ni muerto. Transcurrieron algunos meses y entonces unos cazadores hallaron en el citado bosque un cadáver, mejor dicho un esqueleto, pues la carne había sido alimento de los buitres. Por los restos de la ropa y una cartera, en la que había documentos y retratos, se identificó que el cadáver era el de "Pipa", que tanto se había buscado.

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