martes, 11 de julio de 2017

LA "VIEJA" ANTITAURINA DE BELMONTE Y EL GALLO



"En Cuba están prohibidas las corridas de toros y, aunque hay allí millares de españoles que rabian por ver torear, el Gobierno, dócil a las excitaciones de la Sociedad Protectora de Animales,persigue inflexiblemente cualquier intento de infracción. Cerca de La Habana hay una placita de toros que se utiliza para encerrar el ganado que llevan al matadero, y en algunas ocasiones se ha intentado por los aficionados españoles lidiar allí clandestinamente algunos novillotes de media sangre; pero había en La Habana una vieja dama, benemérita presidenta de la Sociedad Protectora de Animales,que andaba siempre con cien ojos para impedir que en la isla de Cuba pudiera verse la barbarie de una corrida de toros mientras ella alentase.
A mí me perseguía la vieja implacablemente. Desde el momento en que se enteraba de mi llegada a Cuba por las listas de pasajeros que publicaban las compañías de navegación, se ponía en campaña, y sus sabuesos no me dejaban ni a sol ni a sombra, frustrando todos los intentos de los aficionados cubanos para que yo torease." Del Libro Juan Belmonte Matador de toros de Manuel Chaves Nogales.

"¿Qué otros hechos pintorescos recuerda usted de sus andanzas por América? —¡Hombre! Muchas cosas buenas y muchas cosas tristes. Voy a contarle algunas. El año 26 me ofresieron en La Habana la exclusiva de todos los negosios taurinos que se pudieran haser en la isla de Cuba. Si aquello llega a salir bien, a estas horas estoy yo forrao de billetes y más rico que Romanones. Pero no tuve suerte. Cuando ya estaba todo a punto y habían llegado de Méjico unos toros de Piedras Negras, con más coraje que el Gran Capitán y unas intensiones más negras que las piedras, salió gritando una señora de esas que llevan gafas y las llaman de la Sosiedá Protectora de Animales—¡y a los toreros que nos parta un rayo!—y se lió a dar chillíos hasta que consiguió, la muy sufragista, que se suspendieran las corrías. Después se dio un golpe de Estado rovolusionario—¡Señó! ¿No estaba yo en Cuba?—, y la buena señora, que debía de tené mucha mano con el nuevo Gobierno, consiguió que se suspendieran definitivamente. ¿Usté ha visto en su vida algo paresío? Pero, señó, si es lo que yo digo: ¿Qué tendrán que hasé las mujeres en er mundo fuera de guisa y de coserle los carsetines a su marío?" Entrevista a Rafael Gòmez "El Gallo" en "Mundo Gráfico"

¿Quien era esta mujer? Jeannette Ryder (1869-1931) , filántropa norteamericana que vivió y murió en la capital cubana, es parte de una leyenda de amor y cuidado hacia los canes que se remonta a principios del siglo XX. Dedicó gran parte de su existencia a proteger a los animales (caballos, toros, gatos, aves) y, en especial, a los perros callejeros que deambulaban por la entonces Habana colonial.
Aunque muchos la creían loca, fundó el primer Hospicio para Animales en la Isla. Su trabajo constante hizo que quienes la ofendían, comenzaran a respetarla, y así fue ganando la admiración y el respaldo de muchas personas junto con las que creó, en 1906, la Sociedad Protectora de Niños, Animales y Plantas, también conocida como el “Bando de Piedad”. 

Tuvo un final de leyenda: cuentan que luego de ser enterrada en el Cementerio de Colón, su perro Rinti, que la acompañó toda la vida, se echó al lado de la tumba y se rehusó abandonarla, sin comer ni beber nada hasta que murió pocos días después. Hoy, ambos descansan en la llamada “Tumba de la Lealtad“, estructurada por una escultura de Jannette, junto a la de su leal compañero. 

Su labor trascendió y se le recuerda el segundo domingo de cada mes de abril, fecha en que se celebra el Día del Perro Cubano y el Campeonato Internacional de Belleza Canina.