jueves, 3 de agosto de 2017

ELÍAS ÁLVAREZ PELAYO


Nació en el granadino barrio de San Matías el 31 de julio de 1913 se hizo bachiller y llevaba la contabilidad en la fábrica de estuches para azúcar propiedad de su padre,el novillero "Tabernito" en Granada. En su pueblo apareció, de becerrero, el 7 de julio de 1929 y ascendió a novillero el 5 de octubre. Toreó 23 novilladas en 1930, y en una de ellas el 12 de octubre en Granada, ganó la medalla de la Virgen de las Angustias, alternando con Miguel Morilla (Atarfeño), Manuel Zarzo (Perete) y Paco Rodríguez, en la muerte de ocho salamanquinos, de Coquilla, de Francisco Sánchez.

Once novilladas despachó en 1931 y perdió ocho por dos percances graves: uno en Valencia, el 15 de marzo, siendo la res sevillana, de Antonio Flores Tassara, y el otro en Granada, el 10 de mayo y también sevillana de los hijos de Pérez de la Concha. Pocos días después fijó su residencia con los suyos, en Madrid. Allí fue su primera novillada y primera del año 1932, el domingo, 6 de marzo, con este cartel: Rafael Moreno, de Valencia; Félix Rodríguez II, de Fuentesaúco, él y cinco de Salvador y Francisco Garrido, de 1a Carolina (Jaén) y uno de Florentino Sotomayor, de Córdoba. 

Al matar Elías, después de haberle toreado con la muleta con positivo valor, pinchó con el estoque en una banderilla, lo que determinó que el novillo,tercero de los Garrido, "Galápago", 56 negro entrepelado, bragado y alto de astas lo empitonase contra las tablas y le infiriese una extensa cornada en el vientre , causándole una herida, en la región pubiana, hacia arriba, que rompió las aponeurosis del oblicuo mayor y tendón conjunto, penetrante en la cavidad abdominal y perforadora del ciego, pronóstico gravísimo.Curado en la enfermería de la plaza, fue trasladado al Sanatorio de Toreros, donde, asistido por los doctores Segovia y Castillo, donde aguantó a fuerza de inyecciones de suero y aceite alcanforado. A los tres días de haber sido cogido se agravó de una manera alarmante, y fueron llamados su padre y abuelo, que rápidamente acudieron al lado del desgraciado torero, que en la madrugada del día 17 entró en período agónico, falleciendo poco después. El cadáver, por orden del juez de guardia, fué llevado al Depósito Judicial, donde le practicó la autopsia el doctor Navarro. Al infortunado novillero se le había presentado una septicemia, y tras ella una infección cardíaca, que fué inútil combatir, falleció  once días después de la cogida a los 19 años de edad.