De él dijo Joselito "El Gallo": "El que ha pintado esto, sabe torear, aunque nunca haya toreado"
La personalidad de este pintor resultó tan fuerte que muy pocos lograron evadirse de la influencia de su impronta y de su estilo suelto con mano y maneras reconocibles que perduraron hasta su muerte en 1950, siendo maestro de destacados pintores nacionales como Ramón Espino Barrios y Antonio Navarrete, y por supuesto del valenciano Juan Reus, otro de los pilares que asentaron el cartel taurino, y que le sucedió en la litografía Ortega.
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