Tan curioso nombre oculta a un personaje de carácter casi épico, entre la historia y la leyenda, prototipo de héroe romántico y asesino pasional. Todo esto y mucho más fue Tragabuches, uno de los más famosos bandoleros de Ronda en los albores del siglo XIX.
Su nombre completo era José Ulloa y aunque se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, se intuye que fue en el último cuarto del siglo XVIII. José era de raza gitana, lo cual le perjudicaba a la hora de poder elegir su profesión, ya que entonces había ciertas actividades prohibidas para determinados grupos sociales marginados.
José quería ser torero, y gracias a su empeño, consiguió entrar en las academias de los hermanos Romero en Ronda, una de las mejores escuelas del momento. Esto fue posible gracias a las leyes reformistas de Carlos III, que prohibían las discriminación de los gitanos, a cambio de su integración en la sociedad civil.
Pronto José destacó por encima de sus compañeros. Su figura elegante y su estilo de toreo serio y profundo conquistó las plazas de media España, que veían en él a una de las grandes promesas del toreo. En efecto, alcanzó fama y dinero, conociendo a lo más granado de la sociedad artística de Ronda. Allí conoció a la que sería su esposa: una cantaora de flamenco conocida como “la Nena”, igual que él era conocido como “Tragabuches”.
La vida parecía sonreírles, hasta que de forma casual, José descubrió que “la Nena”, le era infiel. Descubiertos los amantes in fraganti , los celos y la furia hicieron que el esposo ultrajado asesinara a su esposa y a su amante, huyendo a continuación al monte.
Entonces era frecuente el escapar a la serranía cercana cuando la justicia te perseguía o tenías que desaparecer por un tiempo. Incluso no estaba mal visto si la huida estaba motivada por la defensa del honor.
Nace así el bandolero conocido como “el Gitano”, muriendo el torero “Tragabuches”. Pronto se uniría a la cuadrilla de bandidos conocida como “los 7 niños de Écija”, famosos por sus numerosos asaltos a funcionarios y viajeros desprevenidos que tenían la mala suerte de cruzarse en su camino.
Esta banda aterrorizó a toda la comarca entre los años 1814 y 1817, cuando fue disuelta gracias a la captura y ejecución de casi todos sus miembros. Sin embargo “el Gitano” no fue apresado; se cuenta que consiguió huir a Portugal con el dinero de sus últimos robos.
Dice la leyenda popular que años más tarde, apareció en una localidad cercana a Ronda un gitano viejo y solitario, el cual al morir se descubrió que era portador de un tesoro en monedas antiguas. Aunque posiblemente nunca se sepa, tal vez era Tragabuches, que deseaba regresar a su Andalucía natal antes de morir, o quien sabe, lo mismo terminó sus días en la Serranía escenario de sus fechorías, muerto de un disparo o un mal encuentro, lo único cierto es que “Tragabuches” y “ el Gitano” forman parte de la leyenda de Ronda y su Serranía.
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