martes, 2 de mayo de 2017

ANTONIO LUQUE (CUCHARES DE CÓRDOBA).




Antonio Luque, hijo de Antonio Luque (Cámara), nació en el Arrabal de la Merced, el año 1838, y ya en época de comenzar la decadencia del segundo. Aleccionado Antonio desde muy niño en el arte de torear, y un día y otro aprendiendo las reglas de la buena escuela cordobesa que el Cámara le practicara, llego el año de 1852, donde al frente de la cuadrilla de niños cordobeses, en la que figuraban José Sánchez, Lagartijo, Caniqui y Bocanegra, se dio a conocer por todas las plazas de Andalucía, alcanzando siempre grandes ovaciones como premio a su trabajo. 

Las condiciones que anteriormente dejamos apuntadas y lo primoroso de las faenas que con los toros empleó en los primeros años de su vida torera, dieron margen á que el pueblo cordobés, amante por el brillo de sus diestros, le denominara El Cuchares Cordobés. Cuchares, Domínguez, y en general los lidiadores de más valía en aquel tiempo, admiraron el trabajo de Luque, siendo los primeros en reconocer que, de seguir así, eclipsaría el nombre de su padre. En el corto periodo de diez años aquellas arrogancias desaparecieron casi por completo, y Luque, perdiendo de día en día facultades, acabó por ser el torero indiferente, apenas solicitado por las empresas, y casi relegado al olvido. En Madrid estoqueó varias Veces novillos, y el año de 1862 recibió en nuestra plaza su alternativa de matador de toros. Verificó también varios viajes á América, y en aquellos lejanos países acabó de perder lo poco que le quedaba. A continuación copiamos unos versos que un autor anónimo le dedicó con motivo de su presentación en la plaza de Córdoba:
La fama de tu nombre recorre Andalucía,
y hoy Córdoba se encarga su trompa de tocar
, que al fin no en. balde tú eres el sucesor de aquellos
que un día se llamaron Panchón y Cámara.
A ti, que has heredado de entrambos la vergüenza,
hoy ante un pueblo entero te toca demostrar
que corre por tus venas la sangre cordobesa
de ilustres Bejaranos, perínclitos Guzmán.
La fiera, cuando mire tu sin igual bravura,
su natural fiereza verá de domeñar,
y asi será trofeo la plaza de tu gloria
, que gloria, por ser tanta, ya es gloria nacional.

Fue tan ensalzado en sus comienzos que él mismo pudo pensar que eran un as de la torería. El desengaño que supuso las actuaciones posteriores a su doctorado, tuvo repercusiones en él mismo, perdiendo en poco tiempo la fama que le había elevado. Falleció en el año 1887 en la ciudad de Lima (Perú)

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