sábado, 11 de noviembre de 2017

UN CONSEJO


Se celebraba una corrida en la plaza de toros del Puerto de Santa Marla. Uno de los picadores era Jose Trigo "Lechero", al que hicieron montar sobre un jamelgo imposible, huesoso,derrengado y Ileno de alifafes, con la circunstancia de que el animalito debía saber latín y olla a los toros a media legua de distancia. Cuantos esfuerzos hicieron los monos para acercarlo A la fiera resultaron inútiles; el esqueleto, animado principiaba a recular,—como diría cualquier baturro,—y no paraba hasta que se lo impedía la barrera. Trigo hacia los imposibles: el publico brutal, que en todas partes. abunda, achacaba a trabajos y amaños del jinete lo que solo era resabios del caballo. Por fin, el animal pareció olvidar su vicio y fue derecho al toro; pero cuando este lba a meter la cabeza, el potro principio a retroceder sin que bastaran a detenerlo los estacazos furibundos de los monos. Dominando los mil ruidos de esta clase de espectáculos, grito un gañan, después de colocar sobre su boca las dos manos en forma de bocina,
—Camarada, amontese ustè al reves y Ilega usté de gorpe a San Bernardo...

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