lunes, 26 de septiembre de 2011

DESCANSE EN PAZ....

Los focos se han apagado, los almohadilleros han recogido los cojines que trufaban las gradas ya vacías, y los guardias de seguridad han invitado a los rezagados a abandonar la plaza, en una última tarde para el recuerdo que, un siglo después de la inauguración de La Monumental y a la espera de ver en qué acaban los recursos contra la prohibición, ha puesto el punto y final a la historia del toreo en Catalunya.
el Archivo General de la Corona de Aragón señala 1387, bajo el reinado de Joan I, como el primer año de espectáculos de toros en Cataluña y, concretamente en Barcelona. Acaban, por tanto, 624 años de festejos taurinos, aunque la historia de la tauromaquia continuará. "Nos iremos a Valencia, a Zaragoza, a Francia", se consuela el director de la Escuela Taurina de Cataluña. Sus 11 alumnos, que martes y jueves aprenden en un descampado de L'Hospitalet, en condiciones precarias, ya están acostumbrados a emigrar. "La pena para un torero de la tierra es no actuar en la Monumental, pero prácticas no les faltan". Como antaño los toreros franceses emigraban a España, hoy es al revés: estos 11 chavales se desplazan con frecuencia al sur de Francia, a plazas bien conocidas por lo aficionados, como Arlés...
La familia catalana Balañá también se ha quedado sin plazas. Hace medio siglo gestionaba la mitad de las españolas. Suele afirmarse que las pasiones no se prohíben, simplemente se pierden. En algunos casos, unas circunstancias negativas las suelen acrecentar e impulsar, contra todo pronóstico. En otras ocasiones, sencillamente, van desapareciendo y muriendo por faltarles los mínimos impulsos y alientos.
Este es el caso que se vislumbra en Cataluña, donde paradójicamente, y tras la decisión del Parlament de Cataluña, los toros no serán espectáculo de las plazas de toros, sino en las calles de muchas localidades que subvencionan estas costumbres en sus fiestas locales: los correbous, los embolats...
Salvo que el Tribunal Constitucional o una decisión del Gobierno digan lo contrario, las corridas ya son historia en Cataluña. La plaza Monumental de Barcelona, el único coso que permanece abierto en Cataluña, vivió este domingo la corrida que cerraba las fiestas de la Mercè, el último cartel programado antes de que a partir del 1 de enero de 2012 entre en vigor la ley aprobada por el Parlament de Cataluña que prohíbe los espectáculos donde se da muerte al animal,Barcelona pone fin a 624 años de tradición taurina.
José Tomás, Juan Mora y Serafín Marín fueron los encargados de bajar el telón a seis siglos de fiesta de la tauromaquia en Cataluña y a casi 100 años de toros en la plaza Monumental. Aunque en los últimos tiempos el público catalán había dado la espalda a la Fiesta y el ruedo barcelonés difícilmente registraba media entrada, la corrida despertó una expectación inusitada (lleno hasta la bandera y precios en la reventa de 1.500 euros la entrada) y sirvió como acto reivindicativo tanto para los defensores de que la fiesta se mantenga como para los partidarios de la abolición. Los exteriores de la plaza volvieron a reproducir los enfrentamientos dialécticos que se vivieron en el entorno del Parlament cuando la Cámara catalana debatía la prohibición.

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