miércoles, 24 de julio de 2019

PREMONICION


Poco antes de las cuatro tomó asiento el Espartero con su cuadrilla en un carruaje, y cuando este salía de la calle de la Gorguera para entrar en la de Sevilla, vieron pasar un entierro. Como los toreros son, por lo general supersticiosos y se fijan hasta en los más insignificantes detalles, al ver el fúnebre cortejo, exclamó Antolín:
—¡Mala pata!
— ¡Ca, hombre!— repuso Julián.
— Esto es señal de buena suerte.
— Allá veremos.
Maoliyo se fijó, como los demás, en la fúnebre comitiva, oyó el diálogo de sus compañeros, movió ligeramente la cabeza, como haciendo un signo de asentimiento á las palabras de Antolín y calló. Largo rato siguió sin articular palabra, como si fuera recordando las últimas de Antolín, y como si estuviera conforme con la significación de aquella frase supersticiosa: ¡Mala pata!.

Fotografia original de E.Beauchy, coloreada por mi.

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