domingo, 13 de abril de 2025

AGUSTÍN GARCÍA-MIER

 



Natural de Jerez de la Frontera, donde nació el 19 de marzo de 1932, Agustín García-Mier Zorrilla fue un rejoneador singular, elegante y dotado de una especial sensibilidad artística para la monta y el toreo a caballo. Su nombre comenzó a sonar con fuerza en los círculos taurinos a mediados del siglo XX, gracias a su depurada técnica y a su dominio de los ejercicios de alta escuela, entre los que destacaban los saltos de corveta, que ejecutaba con precisión y estética. 

Debutó como rejoneador en la plaza sevillana de Osuna el 24 de junio de 1954, en un festejo mixto en el que compartió cartel con los espadas Mariano Martín “Carriles”, Bartolomé Jiménez Torres y Juan Gálvez. Aquella tarde lidió un novillo de la ganadería de
Algarra, dejando ya muestras de su personalidad ecuestre. Se presentó en la Real Maestranza de Sevilla el 8 de diciembre de 1960, con motivo del Festival de la Vejez del Toreo, enfrentándose a un astado de González Sanromán. Su actuación le valió repetir en la novillada del 15 de agosto de 1961, en el mismo coso, con un ejemplar de Núñez. 

Uno de los hitos de su carrera fue su presentación en la Plaza de Las Ventas de Madrid, el 22 de octubre de 1961. En un festejo de rejones en el que alternó con Mariano Cristóbal, Antonio Moreda, José María López Ferrero, Manuel Vidrié y Francisco Mancebo, destacó por su temple y elegancia frente a un encierro variado compuesto por reses de Juan Cobaleda, Escudero Calvo Hermanos, Clemente Tassara y El Pizarral de Casatejada. Su faena fue premiada con una vuelta al ruedo, testimonio del aprecio del público madrileño a su estilo fino y caballeresco. 




Agustín García-Mier desarrolló su trayectoria entre los años 1955 y 1964, si bien algunos registros lo sitúan en activo desde principios de la década de 1950. Fue un rejoneador que no se prodigó demasiado fuera de su tierra, pero que gozó de un profundo respeto entre los aficionados jerezanos y andaluces, por su conocimiento del caballo, su amor por la tradición ecuestre y su cuidada expresión artística en la plaza. Falleció en 1989, dejando el recuerdo de una figura que supo fundir el clasicismo del rejoneo con la pasión jerezana por el caballo, y cuyo nombre sigue resonando entre quienes valoran la elegancia y la autenticidad en la lidia a caballo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario