jueves, 2 de octubre de 2014

JOSE MUÑAGORRI CENITAGOYA


Nace en Bilbao en la calle Urazurrutia, en el nº 4, el 29 de abril de 1881. Fue bautizado en la Parroquia de San Antonio Abad con el nombre de José Manuel. Su padre era sombrerero, nada que ver con el mundo taurino ni tampoco se le conocían antecedentes familiares.
Sus inicios taurómacos fueron como banderillero con 19 años y el 28 de junio de 1903 actuó en Bilbao como sobresaliente en una novillada de Pablo Romero, estoqueando un astado, añadir que llegó a torear 18 novilladas, estoqueando 33 astados; en ocasiones como banderillero, otras como sobresaliente incluida la muerte de novillos, con lo que su carrera se va asentando. En 1908 sufrió una grave cogida en Barcelona, concretamente el 24 de mayo, lo que frenó su carrera e ilusiones, si bien el 25 de octubre del mismo año tomó la alternativa en Huercal Overa, Almería, en un mano a mano con Juan Sal “Saleri”. Posteriormente renunció al grado de matador, yendo de banderillero en ocasiones con Cocherito, Chiquito de Begoña y otros. Posteriormente tomó una nueva alternativa como matador de toros en México donde actuó en diversas plazas, siendo Antonio Montes su padrino.
Llegado el año 1915, concretamente el 26 de agosto, actúa como sobresaliente en la coqueta plaza de Toros de Indauchu con toros del Marqués de Villagodio, alternando con Juan Cecilio “Punteret” y Pacomio Peribáñez. Siguió su faceta de banderillero con “Fortuna” pero nuevamente se cansa de la profesión, quizás por falta de contratos o falta de afición, o bien ambas cosas, estando unos años retirado hasta que el 28 de junio de 1925, ya madurito, vuelve a tomar la alternativa en Palma de Mallorca con toros de Villamarta, actuando con Eugenio Ventoldrá y siendo el padrino Marcial Lalanda, nada más y nada menos. Posteriormente no volvió a vestirse de luces ni tan siquiera para confirmar su graduación, falleciendo en Barcelona el 7 de julio de 1951 donde residía desde hacía muchos años.
Es curioso y singular el pasar por la profesión de este torero, del que se dice contaba con simpatías y condiciones favorables, aunque también cuentan que una de las causas de no llegar más alto en el toreo era por se muy comilón, ya que el crítico Camisero así lo confirma al consignar que en un “mano a mano” gastronómico con el espada Félix Velasco en México se comieron un pavo con mole, el típico “ mole de guajolote” con su fuerte picante, por lo que quizás estos atracones le quitaban las ganas de vestir el pesado traje de luces y sobre todo ponerse delante del “morito” añadiendo del mismo que fue buen banderillero y bravo matador.
La vida taurómaca de Muñagorri tiene gran riqueza anecdótica,citaremos un episodio de su historia: Toreando el 23 de septiembre de 1917 en Valladolid a las órdenes de su paisano Fortuna (en cuya cuadrilla figuraba también a la sazón el gran rehiletero Magritas), éste fue reñido sin venir a cuento por el matador, y mostrándose sensible ante la inmotivada amonestación, se aproximó a Muñagorri para lamentarse. Es buen Muñagorri, que nunca ha tenido pelos en la lengua, comentó el hecho diciendo en voz alta: —Eso es lo que saben hacer estos toreros : reñir ; pero no arrimarse al toro, como Belmonte. Adviértase que se expresaba así contra su propio jefe, quien en aquel momento citaba al toro con la muleta para darle un pase ayudado, y creyendo al oír la voz de Muñagorri que éste le hacía alguna indicación referente a las condiciones del enemigo o a la forma en que debía torearlo, gritó: --¿ No ves que no embiste? ¡ Si está asfixiao! A lo que Muñagorri replicó in continenti: —; Pues dale oxígeno !

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