miércoles, 1 de agosto de 2018

JOSELILLO

"Joselillo" poco antes de su muerte


“Voy a otra corrida... no se aflijan... Quiero que me entierren cerca de Joselillo” Cuenta el mito que con estas palabras se despedía del mundo de los vivos Antonio Campos “El imposible” ¿Quién era ese “Joselillo”?
24 de junio de 1932, El niño de 10 años Laurentino José López Rodríguez embarcaba rumbo a México en el puerto de Gijón, allí lo esperaba su hermano José quien años antes había hecho la travesía y había fijado su residencia en la capital azteca probando fortuna con cierto éxito en el mundo de los negocios, su madre había fallecido unos meses antes.
Laurentino había venido al mundo en el pueblecito Leones de Nocedo de Curueña el 12 de julio de 1922 en el seno de una modesta familia de labradores, que alternaba su oficio de ganaderos y agricultores con una modesta industria de molinería, Joselillo desde niño era aficionado a cuidar el ganado de sus padres.
En México Joselillo fue a la escuela primaria hasta que después se incorporó a los negocios de su hermano, con el que estuvo algunos años dedicándose después al trabajo por cuenta ajena en una industria local donde permaneció cuatro años. De las actividades taurinas de Joselillo nada sabía su familia antes del año y medio previo a su muerte, no es sino con recortes de prensa, periódicos y cartas como les cuenta sus progresos, como les adelanta sus proyectos y sobre todo les habla de su próxima alternativa.
El emocionante estilo de Joselillo, su valor extremado, traían de cabeza a la afición mexicana país, que lo idolatraba. Su anuncio en los carteles era suficiente para garantizar el lleno la afición mejicana cree ver una figura cumbre de la torería, a poco que le acompañe la suerte. Español de nacimiento —aunque no llega a pisar ninguna plaza de su Patria— logra presentarse en México, tras un corto aprendizaje, y conquista uno de los triunfos más rápidos y sonados que se recuerdan. En contadas semanas se convierte en un ídolo popular, al que todos auguran un risueño porvenir. Por desgracia, un novillo de Santín, lidiado en quinto lugar en la corrida celebrada en México el 28 de septiembre de 1947 trunca todas sus esperanzas. Gravemente herido, cuentan que la herida fue como la de “Manolete”, el muchacho se bate durante diecisiete días entre vida y la muerte; por último, el 15 de octubre siguiente una embolia pulmonar lo acaba en el sanatorio de Santa María de Guadalupe, propiedad de la Unión de matadores de toros y novillos de México. Su triste final produce verdadera consternación entre los aficionados aztecas para quienes el desgraciado, Joselillo, que acaba de cumplir veintiséis años, era ya un auténtico fenómeno.

la novia del torero la señorita Aurora Segura llora desconsoladamente ante el cadáver de Joselillo.

Ante los restos de “Joselillo” hicieron presencia los más grandes de la época, allí estaban Silverio Pérez, Fermín Rivera, Luis Castro “El soldado”, David Liceaga, el actor español Armando Calvo y el empresario Antonio Algara. La prensa de la época estimo en más de doscientas cincuenta mil personas las que despidieron al novillero que fue enterrado en el Panteón Español, pese a la promesa de la Unión de matadores de toros y novillos de México de enviar su cadáver a España.

Camino al Panteón Español, grandes muestras  de afecto y dolor.

“Dios quiera que al recibo de estas líneas os encontréis todos bien, gozando de perfecta salud, quedando la mía en completo restablecimiento. Ya los doctores me han dicho que empiece a caminar, así que mañana me levanto. Mi fe en Dios y en la bondad del cielo no me abandonan ni un instante. Las curaciones que me hicieron estos médicos han sido excelentes y mi alivio bastante rápido. Quisiera escribirles mucho pero como aun lo hago desde la cama se me cansan mucho los ojos, pero mañana les escribiré más” Ese mañana jamás llego para el torero.

NOTA:
El periodista mexicano Paco Terán me comenta lo que sigue:

"Era Aurora Segura, fue actriz de origen español. La conocí siendo ella muy mayor. Trabajaba de empleada en una tienda en la calle de López. La calle de los refugiados españoles, la calle donde vivió al final y murió el hermano de Joselillo"
"Al hermano de Joselillo no lo conocí pero estuve a punto porque cuando pregunté por él tenía poco de haber muerto. Al parecer, siendo ya muy mayor, se cayó de la escalera y lo encontraron muerto un tiempo después (no sé si un día o dos). Tampoco recuerdo si dejó familia. Todo esto me lo contaron españoles refugiados o sus hijos que aún vivían en la calle de López. Supongo que ya casi no quedarán muchos. A Aurorita la ví varias veces por esa calle pero desconocía que se trataba de ella. Era más bien alta, rubia y se le notaba muy descuidada. Solo un día hablé con ella cuando me enteré de quien era. Yo viví 15 años en la calle paralela a López, en el Eje Central. Pero todas las compras hay que hacerlas en López. Cuando hablé con Aurorita me dejó claro que no quería hablar ni de Joselillo ni del cine. No fue grosera pero sí muy tajante. Cambiaba el tema. Me dio la impresión que se había creado una especie de coraza defensiva ante temas dolorosos. Y yo respeté eso. Algunos de esos hijos de españoles, de la edad de Aurorita, me dijeron que había terminado de empleada (quizá cajera de Aurrera, por ejemplo, tampoco lo recuerdo muy bien)".

ver en:
Joselillo en "Los toros dan y quitan"

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