jueves, 7 de mayo de 2020

LA HUERTA DEL GALLO

Allá por el año 1875, uno de les toreros que apasionaban a las multitudes era Fernando Gómez "el Gallo", hermano de José Gómez "el Gallo", banderillero de "el Tato". Fernando tenía la más pura escuela sevillana, poseía arte la gracia y también valor, como lo acredita el quiebro de rodillas, pase de su invención. Cuando en una de sus tardes triunfales en la feria, de Sevilla, le vieron torear los duques de Alba, estos grandes señores no sólo sintieron una gran admiración por el torero, sino que le otorgaron el título de su amistad. Fernando "el Gallo" era invitado con mucha frecuencia al palacio de las Dueñas, y dicen que en la mesa de palacio, siempre había un cubierto destinado, a "el Gallo". 
Fernando Gómez García "El Gallo"

El duque y la duquesa le llamaban Fernandito; a él recurrían cuando necesitaban un buen cuadro flamenco en sus fiestas. A uno de ellos asistió una hermana de Gabriela, llamada Carlota Ortega. Esta suplicó a su cuñado Fernando que la llevase a conocer a la duquesa Rosario, cuya fama de simpatía era grandísima. Cuando la gran duquesa la vio bailar, la sentó a sus pies,en un cojín, y le dijo: "Vente conmigo a Madrid para que me acompañes y me enseñes a bailar." En este grado de amistad y simpatía estaban los duques de Alba con "el Gallo" y su familia cuando aconteció un triste suceso que había de estrechar mucho más estos lazos. - Una hija de "el Gallo", llamada Rita, ha muerto. La mujer de "el Gallo", Gabriela, se halla deshecha, se negaba a comer y no quería seguir viviendo en su casa de la calle Re- » yes Catolices, porque todo le recordaba a su hija. Mi abuelo estaba muy preocupado, habló con el duque de Alba, le contó sus tristezas, sus desvelos por ' su mujer, y el duque, siempre solícito, le propuso que se marcharan al campo, a una finca que él tenía en un pueblecito cercano a Sevilla, Gelves, en cuya iglesia están enterrados varios antepasadas duques de Alba.
Así tuvo que suceder para que allí naciera el más grande coloso de todos los tiempos taurinos, "Joselito". A esa finca le llamaron desde entonces la huerta del Gallo; a ella fue muchas veces a comer un "menudo" (callos) el duque de Alba. En esta histórica huerta, con plantaciones de naranjos y limoneros, cuajada de flores; con una fuente de agua fresquísima, con su ' gran alberca, donde iban, las mujeres del pueblo a lavar, pagando una perra chica; en esta huerta dieron sus primeras lecciones de toreo los hijos de "el Gallo". José, que aún no contaba dos años, decía: "Mamá, dame un capote que "vía torea" los "queterro". En su placita de toros, el señor Fernando encerraba algunos becerros para enseñar a sus dos hijos, Rafael y Fernando. "'Joselito" cogía su capote y sus hermanos, con unas cornamentas, hacían de toro. Al cumplir José los dos años, murió Fernando Gómez "el Gallo". Este decía de su hijo: "Mi José será un mal torero o un fenómeno." A los cuarenta y ocho años moría de una afección al corazón un gran torero y un gran hombre. 
Gabriela Ortega Gómez ,nieta de Fernando "El Gallo"

Poco antes le dijo a su mujer, por la que había sentido siempre una gran pasión: "Gabriela, eres "mu" joven y tendrás que casarte otra "ve". A lo que ella contestó con desesperación y firmeza; 'Fernando, yo te juro por nuestros hijos que no habrá otro hombre en mi vida." - Ya está sola la "seña" Gabriela, con treinta y cuatro años y seis hijos, pero ella; es de la casta de mujeres que no se acobardan. Luchó, sufrió y vivió por sus hijos. Ejemplo de esposa leal y de madre sublime, ella fue como, la mujer fuerte de la Sagrada Escritura. Se quedaron a vivir en la huerta, porque todos le tenían mucho cariño. Cuando Rafael, el hijo mayor, tenía armado un alboroto en Sevilla como novillero; cuando las gentes, esperando que abrieran la taquilla de la plaza, se quedaban a dormir en la cola; cuando los pobres empeñaban para poder ver "ar Gallito"; cuando las mujeres le asediaban como torero y como hombre; cuando hasta el mismo gobernador iba a felicitarle al hotel y le echaba aire con un abanico; con todo ese ambiente de gloria, al llegar la noche, Rafael se montaba en su cochecito, tirado por su jaca "Chispa", y se iba a la huerta de Gelves, donde le esperaba su madre,- con un cocido a lo sevillano con mucha pringue (que nosotros llamamos "berza"), el gazpacho y aquel agua más fresquita que la nieve. Murieron los duques, pero la amistad no se acabó. Rafael "el Gallo" continuó la amistad con los nuevos herederos, como después "Joselito".

En la finca de Gelves, de los duques de Alba, llamada todavía la huerta del Gallo, se ve una placa en bronce que dice: aquí nació José Gómez, Gallito." de esta manera han quedado unidas en la historia la Casa de Alba y la dinastía de los "Gallos. Este fue el relato de los hechos tal y como lo contó Gabriela Ortega Gómez para ABC el 25/10/72

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