martes, 22 de julio de 2025

ENTRE LEYENDA Y REALIDAD

 


 


La tauromaquia, arraigada en la historia y la tradición de España y América Latina, ha sido por siglos una expresión de arte, coraje y ritual. Sin embargo, más allá del albero, las banderillas y el paseíllo, existe un universo menos visible que circula entre bastidores y burladeros: un mundo de sombras, presagios y relatos que trascienden la lógica. Apariciones, maldiciones, rituales misteriosos y toreros que, según cuentan, no han abandonado del todo la plaza, alimentan una mitología paralela que convive con la Fiesta.

Apariciones y presencias: espíritus entre los tendidos

 

Uno de los casos más conocidos ocurrió en la Plaza de Toros Santamaría de Bogotá. En 2014, durante una protesta de novilleros en huelga de hambre, se tomó una fotografía donde aparece una figura espectral con cabeza de cerdo. La imagen, que circuló ampliamente en blogs y foros como Toros y Faenas y El Rincón Paranormal, fue interpretada como una manifestación sobrenatural. A partir de entonces, vigilantes nocturnos y empleados han reportado gritos, pasos y murmullos en zonas vacías del coso colombiano, especialmente en los pasillos cercanos al toril.

 

Similares historias se cuentan sobre la Maestranza de Sevilla, donde el torero Blanquet, días antes de morir repentinamente de un infarto, afirmó oler cera quemada durante dos faenas distintas. Para muchos, ese aroma fue un presagio funesto, asociado a las velas y la muerte.

Toreros que no descansan: tragedias y retornos

 

Los casos de toreros fallecidos que siguen "presentes" en espíritu han cobrado fuerza a través de testimonios orales y leyendas urbanas. En plazas ya clausuradas o ganaderías antiguas, algunos aseguran ver sombras vestidas de luces en la madrugada o escuchar voces que entonan pases sin público. No hay grabaciones concluyentes, pero sí una persistente narrativa que habla de figuras que se resisten a abandonar el ruedo.

 

Un caso célebre es el del llamado “Cartel Maldito de Pozoblanco”. El 26 de septiembre de 1984, Francisco Rivera “Paquirri” murió en la plaza de Córdoba al ser corneado por el toro Avispado. Apenas un año después, José Cubero “El Yiyo”, quien había sustituido a Paquirri en diversas corridas, falleció en Madrid por una cornada en el corazón. El tercero del cartel, Vicente Ruiz “El Soro”, sufrió una lesión que casi le costó la pierna y lo apartó durante décadas del toreo. El destino trágico de los tres protagonistas alimentó la idea de una maldición, atribuida por algunos a la cabeza disecada de Avispado, expuesta como trofeo en la finca de Paquirri.

Toros espectrales: entre lo físico y lo simbólico

 

En redes sociales como TikTok, han circulado videos virales sobre el llamado "Toro Fantasma" en Azángaro, Perú, y en una finca llamada Rancho La Estrella. Se trata de imágenes donde se escuchan mugidos lejanos y se muestra la silueta oscura de un toro sin dueño. Aunque estas grabaciones suelen ser de baja calidad, acumulan millones de vistas y generan debates sobre su autenticidad. En estos relatos, lo visual se mezcla con lo ancestral: el toro como símbolo de fuerza y misterio, convertido ahora en ente espectral.

 

Otra figura asociada al misticismo taurino es el Toro de Fuego, especialmente en fiestas como el Toro de Júbilo en Medinaceli (Soria). Allí, un toro recorre la plaza con bolas de brea encendidas en los cuernos. Aunque esta práctica tiene raíces paganas y prerromanas, el fuego purificador y el animal envuelto en llamas evocan un imaginario claramente sobrenatural.

Pactos, supersticiones y brujería ecuestre

 

La historia taurina no está exenta de creencias mágicas. Algunos toreros afirman portar medallas bendecidas, dientes de lobo, monedas antiguas o escapularios durante la corrida como protección. En México, especialmente en relatos del siglo XVII ligados a la charrería, se narran hechos insólitos como el del mulato vaquero que introducía naranjas en los cuernos del toro y lo amansaba, algo que los clérigos de la época atribuían a brujería. También se mencionan supuestos pactos con entidades oscuras para obtener temple y coraje frente al toro, en especial entre toreros gitanos.

Su gestión colectiva: la sugestión como motor del misterio

 

Muchos fenómenos atribuidos a lo paranormal pueden tener explicación psicológica. La soledad de una plaza vacía, el eco de los tendidos, los reflejos, la presión emocional del torero o la mitología transmitida por generaciones generan condiciones perfectas para la sugestión colectiva.

 

En entrevistas recogidas por Toros y Faenas y Ovaciones, algunos profesionales del sector —desde banderilleros hasta mozos de espadas— afirman haber sentido “una presencia”, o experimentar frío repentino en pasillos donde no hay corriente de aire. En algunos casos, incluso se han negado a regresar a ciertas zonas de la plaza.



De las ruinas a las redes: el nuevo altar del mito

 

Actualmente, las plazas en ruinas o abandonadas se convierten en escenarios privilegiados para grabaciones paranormales. Canales de YouTube e investigadores independientes realizan “exploraciones nocturnas” en recintos como la vieja Plaza de Toros de San Roque (Cádiz) o cosos rurales en desuso. Allí afirman captar psicofonías, luces erráticas y movimientos sin explicación. Aunque estos contenidos no están avalados por la ciencia, alimentan la expansión del mito en la era digital.

La mirada escéptica: entre lo creíble y lo creído

 

Expertos como José Francisco Coello Ugalde, historiador taurino mexicano, señalan que muchas de estas leyendas responden a una construcción social del miedo, el respeto y la muerte en el toreo. Las figuras espectrales no buscan tanto ser verdaderas como simbólicas: representan la carga emocional del oficio, la memoria colectiva de los caídos, y el romanticismo fatal que rodea la figura del matador.

 

En este sentido, los fantasmas taurinos no habitan tanto las plazas como la conciencia de quienes las aman.

 Conclusión: el tercer tercio del misterio

 

Lo paranormal en el mundo taurino forma parte de su liturgia no oficial. Desde toros espectrales en videos virales hasta olores premonitorios en la plaza, desde pactos oscuros hasta sombras en los burladeros, este cúmulo de relatos constituye una suerte de tercer tercio invisible, donde se enfrentan la razón y la emoción.

 

En un mundo tan arraigado a la muerte y al rito como el taurino, no sorprende que lo sobrenatural se cuele entre las tablas. Si hay fantasmas en las plazas, tal vez no sean más que recuerdos —pero en la tauromaquia, los recuerdos se visten de luces y nunca se van del todo.

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