Es difícil enumerar las cicatrices que convierten a José Tomás en un mito y en un modelo de costura. Al menos ha recibido 20 cornadas de gravedad. Entre ellas, la 'doble' que le propinó un ejemplar de José Luis Marca el 9 de abril de 2000 en la plaza de toros de Zaragoza.
Conocía el maestro a la res porque la había visto en el campo en una visita invernal a la finca del ganadero andaluz. No le gustaron la mirada ni las hechuras, aunque era difícil sospechar entonces que el toraco le correspondiera en suerte varios meses después.
Tampoco lo imaginaba su apoderado, que entonces era Antonio Corbacho. El toro 'apareció' en los corrales de Zaragoza y no hubo manera de suprimirlo de la corrida. Peor aún, los azares del sorteo dieron lugar a que le correspondiera al propio José Tomás.
Corbacho no le dijo nada en el hotel para evitar las situaciones de sugestión o de nerviosismo. Podría ocurrir además que el poderdante se hubiera olvidado del toro. No ocurrió así. Nada más aparecer el animal en el ruedo, José Tomás se dirigió a voces a Corbacho:
-"¿Qué hace aquí ese toro? Si es aquel cabrón que vimos en el campo".
El 'cabrón' en cuestión se atuvo a los malos presagios. Le pegó una cornada a José Tomás mientras el torero se empleaba con la mano izquierda. La herida en el glúteo requería inmediata asistencia sanitaria, pero el matador resistió en el ruedo y quiso rematar la faena con una serie de ceñidísimas manoletinas.
El ejemplar de Marca volvió a echarse a los lomos a José Tomás. Y no sólo le pegó una cornada, sino que le introdujo el asta por el mismo agujero de la herida anterior. Parecía inverosímil. No lo era. El doctor Val Carreres, cirujano jefe de la plaza de Zaragoza, confirmó en la redacción del parte médico que el astado había hecho diana en dos ocasiones.
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