Despues de haber cursado su estudios primarios únicamente, Luis entró a trabajar en una agencia de bicicletas, donde ganaba cincuentas centavos a la semana, sintiéndose inmensamente feliz con ese salario. Un día tuvo la idea de irse a comer dejando el establecimiento solo y abierto; cuando regresó, notó la falta de dos
bicicletas y mientras se hacían las investigaciones policiales, y se localizaba a la autora de sus días, tuvo que pasarse largas horas en la Comisaría. Por esta ligereza de Luis, su madre tuvo que pagar el importe de las dos bicicletas no sin antes haber tenido que trabajar mucho ya que la familia era de escasos recursos.
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