sábado, 12 de julio de 2014

EL TELLO Y JOSELITO



Al vibrar la campanilla de la casa de Joselito en la Alameda, impulsada por la mano del matador de novillos José Alvarez «El Tello», Joselito, desde el principal de la vivienda, ordenó:
---Anita, ve a ve quien llama. (Anita era la sirvienta del torero y luego fue la esposa de su mozo de estoques, Paco Botas.)
—Dise que e er Teyo» —respondió la criada —Pos ábrele la camela. y mételo en el despacho, que ya bajo le replico el diestro. —¿Qué te trae por aquí, José? —dijo al Tello Joselito.
—Pos mira, José, que estoy en las urtimas y vengo a ve si tú me echas una mano. Un benefisio resolveria mi situasion. Me haría un hombre. Estoy cosio a cornás y ni tengo contratos,ni yo, aunque los tuviera,podria yo torear. Novargo ya pa na, y de verdá, de verdá te digo que estoy dando las boqueás ¡Si tú tme ayudaras¡...
Joselito, le miró a los ojos, y tras una breve pausa embarazosa, le contestó resuelto:
—Vente por aquí mañana a esta misma hora y no digas de esto una palabra a nadie.
A la misma hora del día siguiente estaba otra vez él Tello en el despacho de Joselito
—Mira. José --le dijo Gallito
—. Ya tengo los toros y los . toreros pa darte el benefisio; pero a ti qué te conviene má el benefisio o dos duros diarios que yo puedo pasarte mientras vivas.
—¡Hombre, José! —replico el Tello . llevándose el pañuelo a los ojos. A mi me convienen más los dos duros diarios, pero yo no quisiera abusa de tu buen corason.
—Pos entonces --prosiguió Joselito
—, tendrás desde ahora dos, duros todos los dias, pero con una condision.
—Toas las que quieras; José; toas las . que quieras.
—Una sola, Tello, .una sola.
—¿Y qué .condisidn ea. esa, José?.
—Que de, esta. visita y de .esta.conversación y de esto que te ofrezco no se tiene que enteré, ni la tierra. Absolutamente nadie, José porque si yo me entero que lo. dices a arguna persona, desde ese mismo momento dejas de persibi los sesenta duros al mes.

El Tello

Y pasaron los años, y con ellos los dias que trajeron el nefasto 16 de mayo de 1920, cuando. por Sevilla, al anochecer, comenzó a circular, como marea que se eleva y agiganta despaciosa e insensiblemente, la noticia de la tragedia ,de Talavera, La, gente, sobrecogida por el «run run», restaba crédito a lo que oia, y a. lo que para ella era absurdo que sucediera, pero el rumor crecía y se extendía Inexorablemente por Sevilla entera con la fuerza incontenible de las coses fatales. ¡A Joselito le ha matado un toro!, se ola por doquier, Don Juan José Serrano Gomez, fotógrafo eminente, por desgracia fallecido, que con don Agustín López Macías «Galerin» presenciaba la función ,de tarde en el Teatro el Duque, salio a la calle con el periodista, temerosos ambos de comprobar lo que ya por el patio de butacas se comentaba y paralizaba la acción de los actores en el escenario: ¡Que a ,Joselito le habla matado un toro en Talavera! Al cruzar los aludidos la calle de Trajano, desde el Petit Café (con posterioridad fue el Café Rueda), situado en la Plaza del Duque de la Victoria, les salió al encuentro José Alvarez «El Tello», quien, llorando y abrazándoles, les decía:
«Ya se ma acabaron los sesenta duro,si a Joselito lo a matao un toro en Talavera»
revelándoles el Tello seguidamente. el enigma. 

Foto: José Alvarez "El Tello"

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