jueves, 27 de marzo de 2014

FRANCISCO GONZALEZ "PATATERO"


Francisco. González (Patatero). Peón de brega valiosísimo, nació en Cordoba el 6 de Enero de 1874 ,con su trabajo eficaz y seco comenzó la rápida excursión en el arte al lado de aquellos maestros incomparables que fueron Rafael Guerra (Guerrita) y Juan Molina. Sus capotazos, ajustados—sin afán de lucimiento propio— a la condición de la res y a la conveniencia del espada, bien pronto atrajeron la atención y ganaron el aplauso de los públicos. Todavía era más brillante su calidad de banderillero, acusada en la suma facilidad con que pareaba a los bichos en todos los terrenos y la gallarda valentía al alzar los brazos para clavar aquellos pares admirables— indelebles en la memoria de los taurófilos veteranos—que le situaron en el primer lugar de los artistas de su categoría-y de su época. Los pares de dentro a fuera: hallaron en el Patatero uno de sus primeros y más notables ejecutores. Pero el diestro recurría a ellos—atento, ante todo, a abreviar, en bien del, matador—cuando la colocación del toro • los recomendaba; nunca forzando, la suerte, como luego-hicieron, viciándola y dándole afectación, otros muchos toreros de renombre. Retirado el Guerra, Francisco González, gozando, en el oficio, de la estimación más alta, pasó a lá cuadrilla de Rafael. González (Machaquito),- en la que, al lado de Mojino y Chatín, fue principal figura.


En 1908, entró al servicio de Ricardo Bomba, en ocasión de 1a retirada de Manuel. Antolín, manteniéndose en plenitud dé facultades y de acierto, que le animó, al irse de los toros el gran lidiador de Tomares, a seguir en la liza al lado de Rafael Gómez (el Gallo), .a. cuyas órdenes permaneció durante dos o tres temporadas, transcurridas las cuales, por el año 1916, sintiendo disminuido el físico vigor, y con ganas de disfrutar de la paz hogareña, tan bien ganada, se quito para siempre el traje de luces y se cortó la coleta. En su relevante carera, el Patatero sintió alguna vez la.lícita ambición de aumentar la fronda de sus laureles. Entonces, puso su esfuerzo en el designio de hacerse matador de toros, sin que la fortuna—que le indicaba, imperativa,, el rumbo de la verdadera aptitud— le dispensase sus favores  Convencido bien pronto de que nada habría de conseguir, el peón notable y banderillero notabilísimo, tornó pronto a ocupar su puesto entre las filas de esos animosos trabajadores del arte de torear a quienes, cicateramente, se llama personal subalterno fallecio en 1930.

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