domingo, 22 de junio de 2014

ANTONIO DABÓ


Este diestro nació en Madrid, y desde que terminó la instrucción primaria se dedicó al oficio de carpintero-ebanista, en cuyo arte llegó a tener un acreditadísimo taller. Desde muy niño demostró afición por los toros, y la derruida plaza de los Campos Elíseos sirvió de escenario a sus primeros pasos en la tauromaquia, en la Apoca en que Mazzantini hacía su aprendizaje. Después de trabajar en diferentes becerradas de convite en dicha plaza y en la del Puente de Vallecas, tomó parte en la corrida celebrada en el mes de Febrero de 1885 a beneficio de los desastres de Andalucía y en la que estoqueó con gran acierto dos toretes. Decidido a continuar en la peligrosa profesión de torero, fue ajustado para la corrida de inauguración de la plaza de Pastrana el 5 de Junio de 1885, festividad del Corpus.
En ella mató con aplausos tres toros de la ganadería de don Donato Palomino, y al disponerse a concluir con el cuarto, fue enganchado y derribado, produciéndole entre otras lesiones de menor importancia, una luxación en un pie de carácter tan grave, .que no se vio repuesto de ella sino al cabo de seis meses. Después de haber actuado como espada en diversas poblaciones de importancia, el 6 de Febrero de 1887 mató en Madrid alternando con el Ecijano y concluyendo con los dos toros que le tocaron de dos estocadas. De veinte pasan las cogidas más o menos graves en el ejercicio de su profesión.


De ellas las principales son las siguientes: Un puntazo en una rodilla en la plaza de Vitoria; otro en una mano en la de Nimes; una cornada en la pierna izquierda y un varetazo en la cara en la de Daimiel; un varetazo en Plasencia, donde a pesar del percance mató en las dos corridas ocho toros de ocho estocadas; un puntazo en la mejilla sufrido en Alicante el 3 de Agosto de 1893, al entrar a matar en una corrida en que alternaba con Maese; una, cornada en una axila y un varetazo grande en Yecla, y otro puntazo en un muslo con lesiones de consideración también en una mejilla en Castellón de la Plana.De sus condiciones como torero ,poco podemos decir, por la circunstancia de haber podido :apreciar su trabajo contadísimas veces, y esto hace ya tiempo.. La impresión que nos dejó es que contaba con la primera materia que es el valor, y una condición importante, que es la seriedad. Por aquellos días toreando le faltaba mucho que aprender y unícamente se distinguió por la valentía y seguridad con que entraba a matar, que no por sus primores manejando la muleta y el capote. hubo una época en la que creyó posible llegar a ocupar un buen puesto como matador.Se convenció de que estaba equivocado y retorno a su oficio de carpintero. Tuvo después la desgracia de quedarse ciego, y los últimos años que vivió podía vérsele en la calle de Medinaceli sentado en un trípode y rasgueando una guitarra.

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