jueves, 5 de junio de 2014

MARIO CANET "LLUSIO"



No es gran cosa lo que se sabe del infortunado banderillero a quien se refieren estas notas. Puede afirmarse de él que fue un hombre en quien se cebó la desgracia, pues cuando veía ya realizada la primera parte de Su sueño dorado, la muerte truncó violentamente sus esperanzas segando en flor una vida, la juventud de un, hombre. Formando parte de la cuadrilla de José Sánchez del Campo (Cara-ancha), fue contratado Canet para trabajar en Madrid, y su primera presentación a nuestro público iba ser en inmejorables condiciones, pues debutaba en la corrida de Beneficencia, en la cual había de lidiar reses de Miura, Veragua y Saltillo con su matador, Rafael Molina, y Carrito. Se anunció la fiesta para el 23 de Mayo. Era el año 1875,- sería estrenada la plaza, y se sabía que S. M. el Rey D. Alfonso XII tenía el propósito de presenciar la corrida. Marco mejor no se le podía ofrecer al pobre Mariano Llusío, y puede suponerse el entusiasmo con que aquel día se vistió el traje de luces y los ánimos de quedar bien que llevaría cuando, calle Alcalá arriba, se encaminaba a la plaza en el acostumbrado landó en que por aquella época iban los toreros al circo de la carretera de Aragón los días que trabajaban. Llena la plaza y  el Monarca en su palco, dio comienzo la función taurina, durante la cual no ocurrió cosa mayor hasta la lidia del sexto toro, que un revistero de entonces refiere así : "Pisó el redondel el sexto de Miura, negro, listón, de pocas libras, corto Y algo astillado del izquierdo, de nombre Clavero; receloso al castigo, tomó de Calderón y Melones siete varas, dejando a ambos tendidos los pencos con buenas costaladas, estando a los quites bien Lagartijo.

Los banderilleros Cosme y Canet salen a parearlo, y el segundo cita y alegra al bárbaro; llega y mete los brazos tirándole un derrote el toro, y enganchándole y echándoselo a la cabeza lo tira al suelo herido. Cosme cuarteó dos pares. "Cara-ancha lo mandó al desolladero de un pinchazo y una estocada baja a volapié, rematándole el puntillero." No es muy detallada que digamos el relato de la cogida, si se tiene en cuenta que en ella había muerto el infeliz torero; pero tampoco se extiende mucho más la reseña en cuanto la desgracia más adelante, puesto que, a guisa de resumen, consigna únicamente: "Los toros, buenos, si bien tenemos que lamentar la muerte de Canet, cogido por el sexto toro. La presidencia, acertada... etc., etc." Sánchez de, Neira, en su Diccionario Taurómaco, dice que "al poner Canet banderillas al sexto toro, de la ganadería de D. Antonio Miura, llamado Chocero (con este nombre y no con el de Clavero, que se consigna en la reseña antes citada, consta en casi todos los libros que hablan del asunto), la res le volteó al salirse y le arrojó al suelo. Canet intentó levantarse, y antes de concluir de hacerlo le acometió de nuevo el toro y le infirió una herida de cuatro centímetros de longitud en el lado derecho del cuello, interesándole la yugular externa, y falleciendo en la enfermería a los diez minutos”.

La desgracia fue presentida por algunos de sus compañeros de aquella tarde infausta. Asegurase que un banderillero de otra cuadrilla, al ver a Llusío citar, le gritó: --¡No te metas ahí Y echó a correr para distraer al toro y evitar la desgracia; pero llegó tarde. Chocero había arrancado ya y. empitonado al pobre Canet, que yacía en el suelo desangrándose y herido de muerte. - Llusio a quien otros llaman Yusío y otros Llusió, tuvo el triste privilegio de ser el primer torero que falleció en la plaza nueva. Vestía terno encarnado con bordados de oro. Al morir no había cumplido aún los treinta y dos años, pues nació en Valencia el 1 de Septiembre de 1843. Corno ya hemos dicho, no había trabajado nunca en Madrid. Por referencias sabía el público que era un buen banderillero y que ocuparía dignamente su lugar en una cuadrilla de primer orden. Confirmó esta creencia el arte con que realizó la primera parte de la suerte que le costó la vida Canet, aficionado, sin duda, desde muy niño a la lidia de reses bravas, hizo su aprendizaje en las capeas y toreó en algunas novilladas. Indudablemente, sus aptitudes no eran vulgares cuando Cara-ancha le eligió para formar parte de su cuadrilla. Su trágica muerte produjo la penosa impresión que es de suponer, pues desde el primer momento se vio que la cornada era de las que no tienen remedio.

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