viernes, 5 de abril de 2013

ENCARCELADOS POR LA AUTORIDAD
05 de Abril de 1942 - Son encarcelados por la autoridad, Antonio y Pepe Bienvenida
La causa fue que se anunciaron en la plaza de toros de Madrid para estoquear una corrida de toros de la ganadería de Miura, en la que debería tomar la alternativa Antonio; y en los corrales de la plaza se pelearon los toros inutilizándose varios. La Empresa quiso remendar el encierro con reses de otra divisa, a lo que se negaron los toreros, exigiendo que fueran a por más toros de la ganadería contratada, es decir la de Miura.
Salen de prisión la mañana del miércoles para inaugurar, al día siguiente, 9 de abril, la temporada en Madrid repitiéndose el cartel, los dos hermanos mano a mano, esta vez sí, con un encierro completo de Miura. En ABC, Giraldillo relata: "Cuando Antonio y Pepe hicieron el paseo, sonaron unos pitos leves, ahogados por una rotunda ovación. Quedaba zanjado el incidente del domingo (...) y un gran margen de confiada simpatía quedaba abierto para los Bienvenida". El toro del doctorado, "Cabileño" de nombre, número 76, de pelo cárdeno, fue recibido por el capote de Boni y enseguida entró en la jurisdicción de Antonio Bienvenida: "Las verónicas tercera y quinta fueron superiores", prosigue Giraldillo, quien añade: "Cerró estos lances un recorte apretado, que hizo romper la primera ovación grande en honor del matador nuevo. En el primer quite salió toreando alegre por delantales y remató con suavidad y gracia. Pepe hizo un quite muy templado, cargando la mano en los lances, de buen estilo. Y vino otro quite de Antonio, llevándose al toro hacia los medios. Una verónica soberbia, llena de majestad y color, y volvieron a repicar las palmas estruendosas. Pepe cerró el tercio con un quite pinturero. El principio era magnífico. Emoción, color y calor, arte y gracia". El crítico taurino de ABC, continúa: "Pero aún hubo más. Antonio y Pepe iban a banderillear. Pepe es un rehiletero formidable. Nada podía extrañarnos de él. Quedaba la revelación de Antonio. A ello íbamos. Se abrazaron los dos hermanos. Hubo un bellísimo jugueteo, y Antonio salió por delante y cuarteó un par precioso, colocado en todo lo alto. A poco se desprendió un palo. Pepe, de poder a poder, puso un magno par, y cerró con otro. Rebullía el público.

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