16 de Mayo de 1920 - Cogida mortal de Joselito El Gallo Muere en la plaza de toros de Talavera de la Reina (Toledo) el diestro José Gómez Joselito El Gallo. El toro Bailaor,le infirió una cornada en el bajo vientre causándole una grave herida. Falleció a los pocos minutos de ingresar en la enfermería.
Ganadería de la viuda de Ortega, negro,
de siniestro aspecto, de 260 kilos de peso;
es decir, pequeño, si se le compara con los
1.529, de todos los tamaños, pesos y castas,
que despachó en las 669 corridas que toreó,
en su período de matador. La corrida del 16 de mayo de 1920 constituyó
para José Gómez, más que una jornada
de riesgo, un alegre pasatiempo, una
distracción derivada de la simpatía que
mostró siempre por Talavera y de su deseo
de torear en aquella plaza. Se convino
que habría de alternar con su hermano político,
el también malogrado, Ignacio Sánchez
Mejias, y, en el momento oportuno,
al disponerse a despachar el primer toro,
se dirigió al presidente con este apasionado brindis revelador de su excelente estado
de ánimo:
"Brindo por el presidente, por.su distinguido
acompañamiento, y por el pueblo
de Talavera, donde tenía muchas ganas
de torear, porque esta plaza la inauguro
mi padre, por cuya memoria también
brindo."
Gregorio Corrochano, el único
revistero madrileño que se desplazó a
Talavera, escribió el martes, 1» de, mayo,
en ABC:
"El toro se defendía y estaba bronco.
"Joselito" le dijo al "Cuco", dos veces, que
se apartara. "Cuco" cambió de sitio. Pases
de, tirón trabajosos. El toro no embestía.
José, muy cerca, dándole con la muleta en
la cara, se retiró, y entonces el toro sé
arrancó fuerte y pronto en un momento en
que el torero no hacia nada, sino que se
disponía a hacer. A José, sorprendido, no
le dio tiempo a quitarse ni a dar la salida.
El toro le cogió de lleno, le enganchó
por el muslo derecho, y, en el aire, le dio
una cornada seca y certera, como las que
había dado a los caballos."
Se incorporó el diestro trabajosamente,se miró el lugar de la herida, y al ver que
le salían los intestinos por la rotura de la
taleguilla, sufrió un desvanecimiento, del
que se repuso cuando era conducido a la
enfermería, en brazos de los subalternos,
para proferir esta desgarrada lamentación
dirigiéndose al más fiel de sus peones:
—¡Ay, "Blanquet"! ¡Me ha "echao"
las tripas fuera!
Tres médicos de guardia, a los que se
unió, media hora más tarde, el forense de
Talavera, asistieron al diestro, que permanecía
inerte sobre el lecho metálico de
la enfermería- Nada pudo la ciencia ante
las tremendas heridas, y la vida se le fue
al torero sin que su semblante pálido experimentara
la menor contracción, míentras el capellán de la plaza encomendaba
su alma a Dios.
Cuando Sánchez Mejias, finalizada la
corrida, llegó, capote al brazo, hasta el
lecho de agonía, dándose cuenta de que
todo había terminado, sólo pudo decir:
¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Cómo ha podido
ser?...
Corrochano, al llegar a este punto, consigna
en la mencionada crónica de ABC:
"Y llegó la noche. Una noche tristísima,
angustiosa, que pasamos en la enfermería
mirando a "Joselito", alumbrados por unas
velas, que proyectaban sombras siniestras
que se movían. Las cuadrillas, aquellos
hombres fuertes, hercúleos, hechos a la
brega con los toros y a las emociones trágicas
incesantemente:
"¡Qué fatalidad! ¡Qué fatalidad!",
TODO ESTA IGUAL
El redondel, el callejón, el graderío, de
la plaza de toros de Talavera de la Reina,
fueron remozados; pero las dependencias,
complementarias continúan igual. Así, el
desolado recinto de la enfermería que fue
escenario de la muerte de que queda hecha
mención, sobre cuyo portalón de acceso se
amontonan los carteles taurinos.
La cama
es la misma; el mismo menaje, la misma
ventana con reja, por donde, en el histórico
amanecer del 17 de mayo, penetró la
luz imprecisa que alumbró el cadáver de
''Joselito, el Gallo" cuando se encontraba
de cuerpo presente.
Intantánea de Baldomero. Resulta difícil de apreciar la ligera inclinación que tiene la cabeza de Joselito en ambas tomas, realizadas a través de los barrotes de la ventana y acercando el plano. |
En tan destartalado recinto produce
tristeza evocar el detalle de las heridas que
fueron causa de la muerte de nuestro torero,
según el parte de autopsia, que practicó
el médico forense don José Fernández
Sanguino:
en la Inspección exterior, una herida de
forma circular, de siete centímetros de diámetro,
en la región hipogástrica derecha.
En la cavidad abdominal, perforación del
peritoneo y rotura de tres asas intestinales
Desgarro de la aorta descendente a nivel
del cuerpo de la segunda vértebra lumbar.
Hemorragia interna, producida por la herida
arterial, mortal en pocos minutos, y
sin posibilidad de ninguna intervención
científica."
LA HUELLA DE SU SANGRE
.(Después de la autopsia tuvo lugar el embalsamamiento
del cadáver y su traslado
a Madrid. Y, desde Madrid, a Sevilla, donde
se le deparó definitivo descanso en el
cementerio de San Fernando, en el artístico
mausoleo que cinceló Benlliure.
En tan sagrado lugar, en la fecha crucial
del 16 de mayo de cada año, se renuevan
los testimonios de afecto y devoción al
que ya no existe.
Pero a los noventa y tres años
de su cruento fenecer, su recuerdo más
acuciante permanece vivo, sugeridor de las
más hondas y sentimentales emociones, junto al bronce de su estatua de la alameda
de Talavera de la Reina; en el redondel
de la plaza donde aconteció la cogida
mortal; en la enfermería desolada y
triste, donde perdura todavía la huella de
su sangre.
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