LAS COSAS DE DON LUIS
Luis Mazzantini y Eguía nació en 1856; se retiró en -1905; apareció en el estadio del toreo en plena época de
Lagartijo y Frascuelo y adquirió de buenas a primeras una enorme popularidad por su tipo arrogante, por su
cultura y por las grandes estocadas con que rendía a las reses. Mazzantini alcanzó un auge y una nombre como
pocos lidiadores hasta entonces. Deficiente como torero en una época en la que los estilismos "no se llevaban",
su audacia, su voluntad y sus estocadas fulminantes lo elevaron a lo más alto de la cucaña taurina.
Después de retirado, desempeñó algunos cargos políticos de importancia y falleció en 1926
Además de distinguirse Mazzantini
"por sus volapiés", fué célebre por sus
•desplantes con el público, alguno de
los cuales le proporcionó disgustos y
molestias, si bien otros eran bien acogidos
por la gracia y desenfado que en
ellos había.
Toreando una vez en Burgos, y después
de dar una estocada, recurrió al
descabello con tan mala suerte que
llevaba quince o veinte intentos sin
acertar. El público, naturalmente, protestaba
cada vez más, y Mazzantini,
con aquella firmeza que le era característica,
se volvió al morir el toro hacia
los protestantes y les gritó, disculpándose
:
—Es que este animal tenía una
piedrecita en el testuz.
Y se quedó tan fresco.
Y nadie lo puso en duda.
Plaza de Santander. Un toro grande
de Aleas, que no dobla a pesar de
media estocada en todo lo alto clavada
por Mazzantini. El puntillero
(el Jaro), ahonda descaradamente el
estoque, cae el cornúpeto, y se arma
la de Dios es Cristo. Mazzantini indica
por señas que va a castigar el
desmán, tira del subordinado, lo lleva
a los medios de la plaza, y le
zarandea señalando al público, golpeándose
el pecho y despidiendo, por
último, con un empujón al puntillero.
El público aclama al torero de Elgóibar,
que da la vuelta al ruedo.
Por la noche, en el Gran Hotel,
don Pepe Estrañi hablando con el Jaro.
Estrañi. — ; Buena te la ha dado
Luis!
El Jaro. — ¡ Cá, hombre! ¿ Sabe usté
lo que me decía ? Pues esto: " ¡ So
pillo, so granuja! ¡Eso se hace antes!
¡¡Muchísimo antes!!"
Una tarde, en la plaza de Madrid,
cierto banderillero de su cuadrilla se
portó fatalmente en su trabajo y un
espectador gritó al espada: —Don Luis. Despida a ese torero,
que es muy malo.
Y rápidamente contestó Mazzantini:
—Pues mire usted lo que son las
cosas. ¡Aún quiere que le aumente el
sueldo!
En esta anécdota tiene "Guerrita"
un papel pricipalísimo.
Don Luis se encuentra en el mismo
Boulevard de San Sebastián con Rafael.
Mazzantini regresa de Francia
furioso. Le han expulsado de la vecina
República después de un motín
ocurrido a consecuencia de haberse
suspendido una corrida de toros a la
española. Don Luis, tremante de indignación
ante un corro de amigos inculpa
a los franceses:
—Ya le dije al Prefecto que aquello
fué un ukase digno del Czar.
—¡Qué dise osté!—pregunta Guerra
asombrado—¿Qué es eso del azahar
del saar?
—Hombre—contesta don Luis,- un sistema de Rusia.
Y continúa hablando elocuentemente,
pronunciando un verdadero discurso
político. "Guerrita" está hipnotizado,
pendiente de sus labios, y en un
momento de sinceridad, de admiración
fervorosa, exclama:
—¡Ay don Luis! ¡Si osté que tan
bien los mata, supiera mata los toros
como jablá!...
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