Matador de toros español, nacido en Sevilla el 10 de marzo de 1893, y muerto en su ciudad natal en el mes de mayo de 1921. Era hermano de , Antonio y Faustino Posada Carnerero.
Apenas contaba nueve años de edad cuando se le presentó la ocasión de matar una becerrada en la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda. Corría, a la sazón, el día 2 de mayo de 1902, fecha en la que el todavía niño Francisco Posada Carnerero hizo ver a la afición sanluqueña que se hallaba ante una gran figura del toreo en ciernes. A raíz de este prometedor comienzo, siguió curtiéndose bravamente en el duro aprendizaje del oficio, preparación que le llevó a tierras mejicanas durante las campañas de 1910 y 1911. Allí completó su formación torera, por lo que decidió regresar a España y mostrar ante sus paisanos los adelantos que había logrado en su técnica y en su hacer artístico.
En efecto, a partir de 1912 comenzó a recibir un buen número de contratos procedentes de las principales plazas del país, entre las que resulta obligado destacar las de Bilbao, Barcelona y San Sebastián, donde Francisco Posada cosechó grandes éxitos y ganó fama de torero valiente y eficaz en el manejo de la espada. Así las cosas, los ruidosos rumores que estos triunfos iban levantando a su favor le condujeron a la mismísima plaza de toros de Madrid, para que un 26 de mayo de 1913 hiciera su primer paseíllo ante la principal afición del mundo. Aquella tarde (en la que, en compañía del genial sevillano Juan Belmonte García, se enfrentó con un encierro procedente de las dehesas de Santa Coloma), el joven Francisco Posada no defraudó las expectativas del público de la Villa y Corte, a pesar de que anduvo especialmente desafortunado en la lidia de uno de los novillos de su lote. Pero poco días después (concretamente, el 10 de abril de aquella misma campaña de 1913), volvió a vestirse de luces en la capital de España, donde confirmó que se trataba de una de las promesas más sólidas del momento.
La empresa de Madrid gustaba de repetir ese cartel en el que alternaban los jóvenes sevillanos Posada y Belmonte, por lo que el día 12 de junio de la referida temporada de 1913 ambos novilleros volvieron a hacer el paseíllo en la arena madrileña. En aquella ocasión resultó herido el que luego sería unánimemente reconocido como "El Pasmo de Triana", accidente que obligó a Francisco Posada a despachar en solitario todo el encierro de novillos; y era tal la soltura que ya había adquirido en el Arte de Cúchares, que salió muy airoso de tan difícil trance, habiendo escuchado constantes ovaciones durante la lidia de todas las reses. De ahí que, un mes más tarde, ya estuviera en condiciones de pasar al escalafón de los matadores de toros.
En efecto, el día 13 de julio de aquel año preñado de grandes acontecimientos en su andadura torera compareció el animoso Francisco Posada ante la bulliciosa afición de Pamplona, para tomar la alternativa que había de otorgarle su padrino y paisano, el afamado coletudo Antonio Fuentes y Zurita; el cual le cedió los trastos con los que había de dar lidia y muerte a estoque a un toro que atendía a la voz de Receloso, marcado con el hierro del duque de Tovar. Ya en la campaña siguiente, el día 12 de abril de 1914 confirmó en la plaza de toros de Madrid este doctorado, frente a un encierro procedente de la ganadería de don Eduardo Olea.
Una vez doctorado, emprendió una briosa andadura torera que se tradujo en cuarenta y nueve ajustes cumplidos durante la temporada de 1915, año en el que resultó herido en Madrid el día 15 de mayo, cuando alternaba con el madrileño Vicente Pastor y Durán y con el sevillano José Gómez Ortega ("Joselito" o "Gallito"). La talla de los matadores con los que formaba cartel Francisco Posada Carnerero ofrece una buena muestra de las cotas que alcanzó su toreo, que por aquellos años podía competir con el de las primeras figuras del escalafón.
Pero a finales de 1917 resultó afectado por una cruel enajenación mental que interrumpió bruscamente su carrera y obligó a ingresarlo en un sanatorio mental, del que salió al año siguiente creyendo que se hallaba totalmente recuperado. Volvió, incluso, a vestirse de luces, a veces en ocasiones tan señaladas como la de la tarde del día 6 de junio de 1918, cuando se inauguró la plaza de toros Monumental de Sevilla, con un cartel en el que también se anunciaban el diestro sestaotarra Diego Mazquiarán Torróntegui ("Fortuna") y el ya mencionado José Gómez Ortega ("Joselito" o "Gallito"). Sin embargo, en 1921 experimentó una brusca recaída que, por el mes de mayo, acabó con su corta existencia.
LA LOCURA DE POSADA
"Hace ya algún tiempo que los
amigos y la familia de este torero notaban algunos extravíos en su razón.
Delirios de grandezas unido a supuestas postergaciones y una continua monomanía
persecutoria dieron al traste con la razón del torero Sevillano Últimamente a modo
de interviú, publicó un diario cosas puestas en boca de Posada, que sólo se comprendían
pudieran decirse no teniendo cabal el juicio. A fin de que pueda encontrar
alivio en su dolencia ha sido recluido en el manicomio de Carabanchel, valiéndose
de engaños los amigos para conseguir tal objeto. Emparejó muy bien con Belmonte
haciendo destacar su trabajo junto al del Trianero, y fue lástima siguiera
otros derroteros que los que tenía que atender dedicándose más bien a hacer una
labor por las afueras que en la plaza, donde
realmente es el sitio para triunfar y subir. Creemos y deseamos de todas veras recobre
la razón perdida el buen torero sevillano que tan fácilmente puede llegar a ser
una delas primeras figuras.”
LA LIDIA 26/11/1917
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